IM MÉDICO #62

79 De los puntos clave de la reunión, el Dr. Morales destacó “la posibilidad, de tener al alcance más herramientas diagnósticas para que los pacientes de SHUa que siguen sin ser identificados en muchos sitios, puedan ser rescatados”. Al respecto, se reconocieron los avances que se han producido en los últimos años en el diagnóstico del SHUa, en lo que ha tenido mucho que ver, a su criterio, “la apuesta por la formación continuada. Gracias a ello, en cualquier centro de España se conoce el síndrome hemolítico urémico atípico, pese a que siguen existiendo algunas zonas grises en déficit de diagnóstico, pero es difícil que, en el ámbito de la nefrología, a estas alturas, no se identifiquen los criterios clínicos del SHUa”, que son, principalmente, “anemia, trombopenia, deterioro de la función renal e hipertensión”, según concretó. En este sentido, el Dr. Morales animó a otros especialistas como reumatólogos, internistas, pediatras, intensivistas, anestesistas, ginecólogos, etc. a“pensar en esta patología”. Y es que, como añadió,“cabe la posibilidad de tener delante, un síndrome hemolítico urémico y no reconocerlo, con las consecuencias que supone un diagnóstico tardío y la limitación de la capacidad de recuperación”. Ultomiris®, un nuevo horizonte para los pacientes con SHUa Otro punto importante destacado gira en torno a las opciones terapéuticas actuales para hacer frente al síndrome hemolítico urémico atípico.“Actualmente, disponemos de ravulizumab (Ultomiris®), un fármaco que viene a mejorar lo que ya teníamos, eculizumab”. “En este sentido -prosiguió- se ha podido constatar que contamos con una herramienta terapéutica segura y eficaz para el tratamiento del síndrome hemolítico urémico atípico. No cabe duda de que hay tratamientos que cambian realmente la historia de la Medicina, y podríamos estar ante un caso de este tipo con ravulizumab”. Profundizando sobre los beneficios terapéuticos de este fármaco, el Dr. Morales detalló las principales aportaciones de Ultomiris® que se resumen, en su opinión, en eficacia y calidad. “Si bien, aporta, al igual que el anterior tratamiento, eculizumab, misma eficacia y misma rapidez de acción, a su vez, reporta grandes beneficios. Uno de ellos es el tiempo de infusión, es decir, el paciente tiene que dedicar menos tiempo al tratamiento, un paciente deja de ir al hospital cada dos semanas a ir cada ocho semanas. Y, sobre todo, lo más importante, mejora la calidad de vida de los pacientes”. Calidad de vida que se traduce, de acuerdo con el Dr. Morales, en que pacientes que precisaban tratamiento renal sustitutivo, con ravulizumab dejan de requerirlo al poder recuperar la función renal y también los parámetros hematológicos. “La alternativa que teníamos hasta ahora era la terapia plasmática, si bien permitía recuperar la función hematológica, lo que en realidad hacía era ‘maquillar’ la respuesta dado que el paciente no acababa de recobrar por completo la función renal, con lo cual no teníamos más remedio que recurrir a la diálisis. En ese sentido, hemos asistido a un gran avance”. Por otra parte, se refirió a algunos de los retos pendientes: “Hay un mundo que está por explorar como es identificar a aquellos pacientes en los que se desconoce la causa de su insuficiencia renal y que pueden tener un perfil parecido al del cuadro hemolítico urémico. Tenemos pacientes jóvenes en diálisis identificados con hipertensión maligna o enfermedad renal de causa desconocida. Se ha visto después que algunos de estos pacientes tenían SHUa pero no se identificaron a tiempo y acabaron en diálisis”. El Dr. Morales no quiso pasar por alto otros importantes aspectos relacionados con la innovación y las nuevas tecnologías: “Creo que estamos ante el futuro más inmediato con la IA y es el momento en el que los millones datos contenidos en las historias clínicas de los pacientes se puedan utilizar y disponer de nuevas herramientas para poder llegar a más diagnósticos para este tipo de enfermedades”, concluyó.

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