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Examinan la toxicidad de ibrutinib en pacientes mayores de la práctica clínica habitual

Los resultados de un estudio a nivel nacional en EE.UU. ponen de manifiesto la dificultad de gestionar eficientemente los efectos adversos asociados a la terapia.

21/02/2024

Un equipo internacional de investigadores ha determinado que hasta el 65% de los pacientes con leucemia mieloide crónica tratados con ibrutinib en primera línea abandonan el tratamiento a los dos años. Según el estudio, realizado en casi 12.000 pacientes con una edad media de 77 años, la incidencia de efectos ...

Un equipo internacional de investigadores ha determinado que hasta el 65% de los pacientes con leucemia mieloide crónica tratados con ibrutinib en primera línea abandonan el tratamiento a los dos años. Según el estudio, realizado en casi 12.000 pacientes con una edad media de 77 años, la incidencia de efectos adversos (EAs) fue casi dos veces mayor en los que descontinuaron la terapia.

Sachin Kamal-Bahl, científico de COVIA Health Solutions y director del estudio, afirma que este incremento fue constatable tanto al considerar los EAs de cualquier tipo como los específicos, tales como infecciones, anemia, fibrilación articular y artralgia o mialgia. El investigador prosigue indicando que, a pesar del beneficio ofrecido por ibrutinib en términos de supervivencia, su discontinuación por causa de EAs es más frecuente en pacientes del mundo real que en los ensayos clínicos. Sin embargo, la mayoría de estudios previos de esta clase han sido realizados en pacientes jóvenes y/o tratados en centros seleccionados por su mayor experiencia en el uso de este fármaco. Los EAs reportados en esos estudios no son representativos de los observados en pacientes mayores, que frecuentemente presentan fragilidad y múltiples comorbilidades, señala Kamal-Bahl. La cohorte ahora examinada es varias veces más voluminosa que cualquiera de las previamente analizadas, ya fuera en ensayos clínicos o en pacientes de la práctica clínica habitual, asegura el investigador. Los hallazgos ponen de manifiesto la necesidad de mejorar la gestión de los EAs asociados a ibrutinib, o considerar nuevos tratamientos, en esta población susceptible, concluyen los autores.

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