La última sesión del ciclo sobre ciencias de la vida y de la materia versó a instancias de la Fundación Ramón Areces sobre la nanomedicina y el camino que sigue del laboratorio a la práctica clínica. Hoy, que ya existen 50 nanofármacos de uso rutinario en medicina dentro de un espectro tan amplio que va de la administración precisa de fármacos, al desarrollo de sistemas, pasando por el diagnóstico, la inmunoterapia y las estrategias en medicina regenerativa.

Dra María Vallet Regí

La doctora María Vallet Regí, miembro del consejo científico de la Fundación Ramón Areces, dio la bienvenida y glosó la trayectoria académica y de investigación en el área biomédica de la conferenciante invitada. Experta, como dijo, en polímeros terapéuticos de aplicación en cáncer avanzado y neuodegeneracion. Todo ello con la nanomedicina como camino de especialización no apto para pusilánimes, pero de tanta utilidad como se confirmó con las vacunas para Covid-19.

Como aseguró Vallet Regí, la nanomedicina ya ha acreditado ser beneficiosa para la sociedad, por el número de nanofármacos ya corrientes en la práctica de la medicina. En un proceso que, no obstante debe tender a una traslación a la clínica más ágil, siempre con los retos normativos enfrente.

Dra María Jesús Vicent

La conferenciante del día, doctora María Jesús Vicent, jefa del laboratorio de polímeros terapéuticos del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia, descendió a escala nanométrica para alabar el hito que supuso llevar con partículas lipídicas inocuas el ARN modificado para combatir la pandemia, un material orgánico de nula utilidad, si no llega al interior de la célula, como sí se consiguió.

Vicent aseguró que la tarea de la nanomedicina es atravesar obstáculos biológicos como es la barrera hematoencefálica, junto a conseguir más vida útil del medicamento dentro del organismo para tener más opción a cumplir su cometido con una adecuada encapsulación y pegilización que también haga más llevadera la terapia a grupos de pacientes más complejos como son los niños, las personas mayores o aquellas con obesidad.

Para optar a esa administración controlada, la ponente habló de etapas que van de la caracterización física y química a los ensayos in vitro e in vivo, para aterrizar en la clínica con seguridad, eficacia, escalabilidad industrial y trazabilidad. A sabiendas de que cambia la farmacología, la farmacocinética y la biodistribución cuando se trabaja a escala nanométrica.

Donde el diseño del nanofármaco es clave según metabolismo celular, la proteasa concreta y el lisosoma, sin ser ajenos, por supuesto, los cambios de pH.

Al, por ejemplo, sortear el desorden de los vasos en carcinoma de colon, aplicar hipertermia o ejercer una acción terapéutica con metales como el oro. Con liberación a escala de membrana o algún otro punto concreto de la célula.

Afirmó además la especialista que los nanofármacos ofrecen más vida media y por ello pueden pasar la administración de diaria a semanal.

En busca también de biomarcadores funcionales para nanomedicina. De cara a afinar las estrategias terapéuticas sin obviar, por ejemplo, que la diferencia de género puede representar diferencias en el microambiente tumoral según concentración de andrógenos.

En materia de polímeros se refirió a posibles enlaces, conocimiento de la biología receptora, tejidos fisiológicos y la interfase Bio-Nano, con potencial en cáncer y enfermedad de Alzheimer, además de dar protagonismo a la mitocondria.

Dentro de un boom de lo nano en inmuno-oncología, medicina regenerativa e infecciones. Con unos polímeros terapéuticos en los que hay control químico disparador, pH y una proteasa que rompe el nanofármaco para liberar el principio activo. Polipéptidos que son proteínas sintéticas biodegradables a aminoácidos endógenos con distinta carga y dúctiles con forma de estrella, cilindro o cepillo, entre otras posibles, mediante distinta distribución y farmacocinética, según su forma y versatilidad para poner el principio activo donde se precise.

A escala subcelular citó la mitocondria como diana por tropismo inherente. Así como las prolinas en mama, para rápida llegada a dicha mitocondria con rápida entrada y liberación de fármacos. Momento en el que insistió en que el ambiente tumoral resulta clave dentro de las metástasis.

En el turno de preguntas, la doctora Vicent asumió el desafío de combinar en nanomedicina nanogeles y células madre para inducir el crecimiento de material biológico natural en lesión medular con el uso de pépticos específicos con destino a glia, astrocitos o neurona, como se estudia con potencial de regeneración y restitución de conexiones entre axones.

Sobre la inteligencia artificial (IA), aseguró estar llamada a emplear dianas moleculares y biomarcadores como sondas terapéuticas. Junto a la computación transcriptómica y metabolómica que muestra diferencias entre fármacos libres o nanofármacos. Sin asegurar que tal tarea resulte fácil de implementar, como razonó Vicent.

Ante las metástasis recordó que se logra muy buena respuesta con inmunoterapia para el 20% de los pacientes, afectados por tumores calientes. Al oponer supervivencias del 90% en mama al todavía muy modesto en páncreas, con un reducido 7%. Por lo que propuso, en general estudiar a fondo el microambiente tumoral, detectar lo antes posible el riesgo de recurrencia mediante biopsias líquidas de sangre u orina. En un terreno en el que pegilación con polímeros ocupa una parte importante de la investigación actual.

Aludió seguidamente a los canales iónicos como rutas de transporte y cardiotoxicidad, desde una mejor comprensión de la homeostasis, a pesar de ser una diana molecular un poco esquiva y dependiente de cada estadio patológico en tejido.

Explicó igualmente la investigadora como dopar un polímero favorece la monitorización y el PET MRI a nivel celular para radiodiagnóstico molecular como superación de la imagen óptica que genera artefactos por fluorescencia de los propios órganos.

Hizo además alguna referencia en glioblastoma con la opción de explorar la vía intranasal por eludir la barrera hematoencefálica. A lo que se aplica un nanogel adhesivo y nanopéptido polímero.

Finalmente aseguró que ya se dispone de nano genéricos para tumores de mama y sarcoma de kaposi. A la vez que comentó como Abraxane encapsula su principio activo para evitar la caída del pelo en el tratamiento del cáncer. Junto a ejemplos de nanofármacos desde los lejanos años 90 del siglo pasado en búsqueda casi siempre de una menor toxicidad en los tratamientos.