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Un nuevo procedimiento en la administración de terapia génica puede proteger contra enfermedades cardíacas

Se están buscando alternativas para la administración de terapia génica y poder evitar problemas de seguridad y, al mismo tiempo, implementar su eficiencia.

16/11/2023

La terapia génica está considerada como una herramienta con futuro para el tratamiento de diversas enfermedades incluidas algunas de las más comunes como la aterosclerosis. Durante la última década, la tecnología de edición de genes CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas regularmente interespaciadas), una familia de secuencias de ADN que se ...

La terapia génica está considerada como una herramienta con futuro para el tratamiento de diversas enfermedades incluidas algunas de las más comunes como la aterosclerosis. Durante la última década, la tecnología de edición de genes CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas regularmente interespaciadas), una familia de secuencias de ADN que se encuentran en los genomas de ciertas bacterias, ha permitido a los científicos corregir errores individuales en el código genético que causan enfermedades. Sin embargo, la administración de terapia génica mediante métodos virales (utilizando virus que no causan enfermedades para administrar una copia sana de un gen) plantea ciertos problemas de seguridad, mientras que los métodos no virales actuales están limitados por su baja eficiencia.

Dar solución a esta problemática, utilizando un proceso menos invasivo, ha sido el objetivo de investigadores del Centro de Investigación Cardiovascular de la Universidad de Hawai (EEUU). En un estudio reciente publicado en ´Molecular Therapy Nucleic Acids´, describen cómo mediante ultrasonido y microburbujas se pueden administrar herramientas CRISPR al hígado para inactivar un gen que aumenta el riesgo cardiovascular.

Proceso de inactivación genética

El equipo de investigación mezcló plásmidos (pequeñas moléculas circulares de ADN) que codifican las proteínas y el ADN necesarios para cambiar la secuencia de un gen, con microburbujas que se comúnmente utilizado para contraste en ecocardiografía.

A continuación se inyectó esta mezcla de burbujas y ADN en ratones y se expuso el hígado a ultrasonidos enfocados de alta intensidad a medida que las burbujas se movían a través del hígado. Cuando las burbujas estallaron, los plásmidos se transfirieron a las células del hígado.

"Se cambió el código genético del gen PDE3B, que codifica una proteína importante en la inflamación y el metabolismo de los lípidos, de una manera que inactivó la proteína. Se sabe que esta inactivación reduce los niveles de triglicéridos y protege contra las enfermedades cardiovasculares en los humanos", explicó Ralph Shohet, director y profesor del Centro de Investigación Cardiovascular, y colaboradores de la Universidad de Stanford.

En este experimento también se demostró que cambiar la secuencia de ADN en el animal vivo era menos preciso que en el cultivo celular, utilizando exactamente los mismos plásmidos CRISPR.

"Esto es importante ya que a menudo evaluamos los efectos de la terapia génica primero en cultivos celulares, y el experimento llevado a cabo por la investigadora postdoctoral Cynthia Anderson enfatiza que debemos tener especial cuidado en cómo funcionarán las mismas terapias en animales y, finalmente, en humanos", concluyó el prof.Shohet.

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