A escasas semanas de la 28.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28, que se celebrará entre los próximos 30 de noviembre y 12 de diciembre, se ha difundido el octavo informe anual de ´The Lancet Countdown on Health and Climate Change´, que, por primera vez, se centra en la salud. En el documento se incide, fundamentalmente, sobre la alarmante convergencia de factores que ponen en peligro el bienestar de las personas, la salud pública y los sistemas de salud a escala global y que pone de manifiesto que éstos podrían verse abrumados por los sucesivos impactos del cambio climático.

El informe subraya, asimismo, el imperativo de una respuesta centrada en la salud en un mundo que enfrenta daños irreversibles, partiéndose de que nuevas proyecciones globales revelan la grave y creciente amenaza para la salud que supone un mayor retraso en la adopción de medidas sobre los estragos climáticos. Así, rastrea la relación entre la salud y el cambio climático en cinco dominios clave y 47 indicadores, proporcionando la evaluación más actualizada de los vínculos entre la salud y el cambio climático.

Amenaza alta en Europa

Así, según se incide en el documento, el clima cambiante está acelerando la propagación de enfermedades infecciosas potencialmente mortales. Por ejemplo, los mares más cálidos han aumentado en 329 kilómetros cada año desde 1982 la superficie de la costa mundial apta para la propagación de la bacteria vibrio, que puede provocar enfermedades y la muerte en seres humanos, lo que ha puesto a 1.400 millones de personas en riesgo de sufrir enfermedades diarreicas e infecciones graves de heridas, una cifra récord. y sepsis.

La amenaza es particularmente alta en Europa, donde las aguas costeras aptas para vibrio han aumentado en 142 kilómetros cada año. Estos crecientes riesgos del cambio climático también están empeorando las desigualdades sanitarias mundiales. Los sistemas de salud están cada vez más bajo presión y el 27% de las ciudades encuestadas declararon su preocupación por el hecho de que sus sistemas de salud se vean afectados ante el caos.

Población más vulnerable

Los adultos mayores de 65 años y los niños menores de un año, que son particularmente vulnerables al calor extremo, están experimentando ahora el doble de días de olas de calor al año que en el período 1986-2005, según se desprende del documento.

La creciente destructividad de los fenómenos meteorológicos extremos pone en peligro la seguridad hídrica y la producción de alimentos, poniendo a millones de personas en riesgo de desnutrición. Las alarmantes estadísticas de olas de calor y sequías más frecuentes fueron responsables de que 127 millones más de personas sufrieran inseguridad alimentaria de moderada a grave en 122 países en 2021, en comparación con las cifras anuales observadas entre 1981 y 2010, según datos facilitados en el informe.

Se considera necesario, ante este panorama, un enfoque holístico y centrado en la salud para abordar la crisis climática. La acción climática centrada en la salud tiene el potencial de salvar millones de vidas cada año y promover la equidad en salud. En esencia, este enfoque defiende el derecho humano a la salud, estrechamente entrelazado con el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible.

"El camino hacia un futuro sostenible comienza con la adopción de medidas audaces y urgentes, la transición a la energía renovable, la reducción de las emisiones en todos los sectores y el desarrollo de la adaptación y la resiliencia, por nombrar sólo algunos. La próxima COP28 será un momento decisivo para abordar la salud, con el potencial de lograr resultados ambiciosos que garanticen un mundo más saludable y resiliente", ha manifestado, al respecto, la Dra. María Neira, directora de Medio Ambiente y Cambio Climático de la OMS.