Publicidad
Publicidad

La respuesta del cerebro a situaciones de discriminación afecta a la forma en que el intestino procesa los alimentos

Alteraciones en la comunicación bidireccional del microbioma cerebro-intestino podrían ocasionar una desviación la biología humana hacia conductas alimentarias poco saludables y antojos de alimentos no saludables.

03/10/2023

Una mayor exposición a la discriminación se relaciona con la obesidad y las condiciones relacionadas con esta patología, que operan a través de la conexión cerebro-intestino, según se desprende de un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (EEUU), publicado en ´Nature Mental Health´. ...

Una mayor exposición a la discriminación se relaciona con la obesidad y las condiciones relacionadas con esta patología, que operan a través de la conexión cerebro-intestino, según se desprende de un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (EEUU), publicado en ´Nature Mental Health´. Se trata del primer estudio que examina directamente los efectos de la discriminación en las respuestas a diferentes tipos de alimentos según la influencia del sistema cerebro-intestino-microbioma (BGM).

Estudios anteriores, según los autores, han analizado muchos factores (genética, dieta, ejercicio y otros) que podrían contribuir a tasas desproporcionadamente altas de obesidad y trastornos relacionados que ocurren en afroamericanos y otras personas de comunidades de color. Sin embargo, "pocos han abordado el papel potencial de la discriminación en la obesidad, y este es el primer estudio conocido que proporciona evidencia directa de posibles interacciones cerebro-intestino que vinculen la discriminación con las conductas alimentarias", agregan.

Conexión cerebro-intestino

"Descubrimos que los cambios en el cerebro, en respuesta a experiencias de discriminación, afectan la forma en que nuestro intestino procesa lo que comemos, lo que se asocia con un mayor riesgo de desarrollar obesidad", señaló, al respecto, el Dr. Hiram Beltrán-Sánchez, profesor asociado de ciencias de la salud comunitaria en la Escuela Fielding de Salud Pública de UCLA. "Nuestros hallazgos proporcionan evidencia clara por primera vez de que una mayor exposición a la discriminación se relaciona con la obesidad y las condiciones relacionadas con la obesidad, que operan a través de la conexión cerebro-intestino", añadió.

Los hallazgos se basan en los resultados de escáneres cerebrales por resonancia magnética funcional, técnicas sofisticadas de modelado estadístico y análisis de metabolitos de la vía del glutamato en el tracto digestivo.

Los participantes incluyeron 107 personas (87 mujeres y 20 hombres) de diversos orígenes raciales y étnicos que completaron un cuestionario validado y ampliamente utilizado que mide las experiencias crónicas de trato injusto. Según sus puntuaciones, las respuestas de los participantes se dividieron en grupos de "alta exposición a la discriminación" y "baja exposición a la discriminación".

Todos los seleccionados proporcionaron muestras de heces, también completaron una tarea de "señal de comida" mientras se realizaban escáneres cerebrales por resonancia magnética para evaluar las respuestas del cerebro a imágenes de cinco tipos diferentes de alimentos: poco saludable, rico en calorías y sabroso; poco saludable, alto en calorías, dulce; saludable, bajo en calorías, salado; saludable, baja en calorías, dulce; y no alimentarios (imágenes pixeladas creadas a partir de fotografías de alimentos).

Los resultados mostraron que en las personas que reportaron más experiencias de discriminación, las señales de alimentos no saludables provocaron una mayor activación en regiones del cerebro asociadas con el procesamiento de recompensas, la motivación, los antojos y las respuestas del apetito. Estas regiones se han relacionado con los aspectos de "bienestar" derivados del consumo de determinados alimentos.

Asimismo, se comprobó que el estrés por discriminación experimenta respuestas cerebrales alteradas en regiones del cerebro involucradas con la autorregulación en respuesta a señales alimentarias de alimentos no saludables, pero no de alimentos saludables. Además, los alimentos dulces no saludables desempeñaron un papel importante en la comunicación bidireccional entre el cerebro y el microbioma intestinal.

Los autores concluyeron que una mayor exposición a la discriminación puede conducir a alteraciones en la comunicación bidireccional del microbioma cerebro-intestino que desvía la biología humana hacia conductas alimentarias poco saludables y antojos de alimentos no saludables. Esto ocurre a través de procesos inflamatorios en el sistema del microbioma cerebro-intestino involucrado en las desregulaciones de la señalización glutamatérgica y la modulación de los circuitos frontal-estriatal.

Publicidad
Publicidad
Nuestros Podcasts