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Detectan inflamación intestinal a largo plazo después de un tratamiento de radioterapia

Pacientes que han recibido radioterapia para cáncer de cuello uterino, próstata o recto, entre otros, pueden experimentar síntomas intestinales muchos años después de haber finalizado su tratamiento.

28/09/2023

La radioterapia se suele emplear para curar o ralentizar un cáncer. Aunque las técnicas actuales empleadas presentan un alto nivel de precisión, el tejido sano dentro y alrededor del campo de radiación todavía puede verse afectado. No es inusual que quienes han recibido radioterapia para cáncer de cuello uterino, próstata o ...

La radioterapia se suele emplear para curar o ralentizar un cáncer. Aunque las técnicas actuales empleadas presentan un alto nivel de precisión, el tejido sano dentro y alrededor del campo de radiación todavía puede verse afectado.

No es inusual que quienes han recibido radioterapia para cáncer de cuello uterino, próstata o recto, entre otros, experimenten síntomas intestinales muchos años después de finalizar su tratamiento. La gravedad varía desde tenesmo (una sensación de no haber vaciado correctamente los intestinos a pesar de varias visitas al baño) hasta diarrea muy frecuente (quince veces al día o más).

Al respecto, investigadores de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) han detectado que la radioterapia en el área pélvica afecta a una fina barrera de moco que protege a la membrana mucosa del intestino grueso del contacto con las bacterias de las heces. "Es la primera vez que investigadores han podido demostrar con certeza lo que está sucediendo en los sobrevivientes de cáncer, mucho tiempo después de que finalizó la radioterapia pélvica. Vimos signos de inflamación de bajo grado hasta veinte años después de la radioterapia", afirmó la prof. Sravani Devarakonda, investigadora de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo y autora principal del estudio, difundido en la revista ´eBioMedicine´.

El estudio se basa en muestras de 28 personas, incluidos 24 sobrevivientes de cáncer. Cuatro de los participantes no se habían sometido a radioterapia y sirvieron como grupo de control. Entre estos, el tiempo más corto desde la radioterapia fue de dos años y el tiempo más largo fue de veinte años. La mediana fue de cinco años entre el final de la radioterapia y la biopsia intestinal.

"Detectamos inflamación de bajo grado en ambos grupos. El daño al tejido circundante puede limitarse con la IMRT, pero todavía hay cambios inflamatorios a largo plazo", indicó la prof. Devarakonda

El siguiente paso para los investigadores consistirá en descubrir si esta inflamación de bajo grado después de la radioterapia causa algunos de los síntomas intestinales que se observan a menudo en estos sobrevivientes de cáncer y, de ser así, qué síntomas se deben a la inflamación. No obstante, ya se están realizando investigaciones para encontrar formas de fortalecer la resistencia del intestino a la radioterapia, de modo que los síntomas a largo plazo que afectan la calidad de vida puedan aliviarse o incluso prevenirse por completo.

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