Las nuevas terapias, agentes dirigidos a dianas moleculares en combinación con hipometilantes, han comenzado a dar resultados esperanzadores en el tratamiento de la leucemia mieloide aguda (LMA), según se ha destacado la jornada HEMASUR: revisión práctica en LMA, organizada por la Asociación Madrileña de Hematología y Hemoterapia (AMHH).

Durante este encuentro se ha revisado, a través de casos clínicos, el estado de la patología, además de ver cómo se han incorporado los cambios a nivel diagnóstico y terapéutico en la práctica diaria de la LMA.

La leucemia mieloide aguda es una enfermedad agresiva que afecta a cuatro de cada 100.000 habitantes por año. Afortunadamente, según ha señalado la jefa de la Sección de Hematología del Hospital 12 de octubre, la doctora María Calbacho, "tiene una frecuencia inferior a los linfomas y al mieloma múltiple".

Existen diferentes tipos de LMA y su pronóstico, en palabras de la doctora María Calbacho, varía de manera considerable entre ellos: "la posibilidad de supervivencia a largo plazo va a depender por un lado de las características genéticas y moleculares de la enfermedad y, por otro, de los tratamientos que el paciente pueda recibir por su edad y comorbilidades, como la quimioterapia intensiva o el trasplante de progenitores hematopoyéticos".

"Ahora disponemos de varios tratamientos dirigidos a mutaciones que confieren un alto riesgo de recaída, tratamientos de baja intensidad más eficaces, o tratamientos para subgrupos de LMA como las relacionadas con tratamientos oncológicos previos", ha señalado la doctora Calbacho.

No obstante, la especialista ha apuntado que, además de la edad, la presencia de comorbilidades moderadas o graves supone un problema a la hora de plantear el tratamiento, pero que cada vez "se dispone de más herramientas para el tratamiento de pacientes con comorbilidad que permiten prolongar la supervivencia y mantener una adecuada calidad de vida".

Uno de los temas centrales de la jornada ha sido cómo afrontar la terapia de personas que no pueden optar al trasplante ya que no todos los pacientes pueden tolerarlo por su toxicidad. Sobre todo, para pacientes entre 65 y 75 años con presencia de comorbilidades que "a menudo comprometen el tratamiento a recibir", ha manifestado la doctora Calbacho.

Una de las estrategias para evitar la recaída es la detección de la enfermedad mínima residual (EMR). Desde este punto de vista, explica la doctora Calbacho, "estudiada en momentos concretos del tratamiento permite identificar el riesgo de recaída de la enfermedad, desescalando o intensificando el tratamiento según el resultado".

Entre las novedades más incipientes más allá del uso de la quimioterapia se encuentran los agentes dirigidos a dianas moleculares en combinación con hipometilantes y estrategias post-remisión para evitar la recaída y prolongar la supervivencia.

En opinión de la doctora Pilar Martínez, del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Fundación de Alcorcón, "este avance ofrece nuevas posibilidades terapéuticas en pacientes con LMA que no son candidatos a quimioterapia intensiva y trasplante. Agentes dirigidos a dianas moleculares en combinación con hipometilantes y estrategias post-remisión para evitar la recaída y prolongar la supervivencia".

Asimismo, la doctora Pilar Martínez ha destacado que, "gracias a la nueva terapéutica, sobre todo en la población de más de 75 años, se evitan las hospitalizaciones y se logra un mejor control ambulatorio, además de mejorar su calidad de vida".