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Descubren un nuevo mecanismo de inducción del estrés agudo

Es operado por un subtipo de neuronas hipotalámicas que contienen secretagoguina, un sensor de calcio que regula la secreción de la hormona CRH.

05/12/2014

Científicos del Centro de Investigación Cerebral de la Universidad de Viena y del Instituto Karolinska han descubierto que la secretagoguina (Scg) es la proteína responsable de la liberación de la hormona liberadora de corticotropina (CRH), una hormona producida por el núcleo paraventricular del hipotálamo (PVN) y que, una vez liberada ...

Científicos del Centro de Investigación Cerebral de la Universidad de Viena y del Instituto Karolinska han descubierto que la secretagoguina (Scg) es la proteína responsable de la liberación de la hormona liberadora de corticotropina (CRH), una hormona producida por el núcleo paraventricular del hipotálamo (PVN) y que, una vez liberada a la circulación portal, induce la secreción de otros mediadores que transmiten la señal de estrés al resto del organismo. Los investigadores han descubierto que la producción de Scg está circunscrita a una población específica de neuronas parvocelulares en el PVN. En el correspondiente artículo, publicado en la revista EMBO Journal, se describen con gran precisión las interacciones moleculares por las que la Scg conduce a la liberación de CRH y que involucran la maquinaria relacionada con el tráfico de vesículas y exocitosis de la hormona.

Los resultados indican que la inhibición de la producción de Scg puede suprimir la liberación de CRH y, consecuentemente, la de cortisol, el cual vehiculiza la señal de estrés a todos los órganos. La interrupción de este proceso hormonal evitaría la aparición del estrés agudo y podría prevenir el estrés crónico.

El descubrimiento ayuda a comprender mejor cómo se genera el estrés y supone un primer paso en la búsqueda de una terapia contra el estrés crónico, afirma Tomas Hoekfelt, uno de los autores del estudio. De las dos formas de estrés, la crónica es la única dañina, ya que es la que produce alteraciones patofisiológicas permanentes, tales como elevada presión arterial, mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y susceptibilidad a infecciones, cefaleas u osteoporosis.

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