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Los metabolitos de la microbiota intestinal protegen de la neuroinflamación

Un estudio in vivo deja al descubierto un nuevo mecanismo por el que los ácidos grasos de cadena corta segregados por las bacterias influencian el eje cerebro-intestinal.

26/06/2023

Investigadores de diversos centros chilenos han descubierto que la neuroinflamación cerebral, como la observada en la esclerosis múltiple, se asocia a una selectiva disminución de la producción de propionato por las bacterias intestinales. En el modelo animal examinado este efecto tuvo lugar de manera concomitante con una reducción en la ...

Investigadores de diversos centros chilenos han descubierto que la neuroinflamación cerebral, como la observada en la esclerosis múltiple, se asocia a una selectiva disminución de la producción de propionato por las bacterias intestinales. En el modelo animal examinado este efecto tuvo lugar de manera concomitante con una reducción en la expresión del receptor de los ácidos grasos de cadena corta (GPR43) en los linfocitos T de la mucosa colónica. La estimulación ex vivo de estos linfocitos con un agonista farmacológico de GPR43 resultó en una mayor producción de la citoquina antiinflamatoria IL-10, lo que en conjunción con otros hallazgos sugiere que este receptor es clave en la represión de la actividad inflamatoria de los linfocitos T intestinales.

Rodrigo Pacheco, investigador del Laboratorio de Neuroinmunología, de la Fundación Ciencia y Vida y director del estudio, afirma que en animales sanos la expresión de GPR43 en estas células puede ser estimulada mediante la simple suplementación oral durante dos semanas con ácidos grasos de cadena corta, como el propionato, butirato o acetato. La misma suplementación en animales con neuroinflamación mejoró los síntomas, siendo el propionato el único en inducir efectos inmunológicos en el intestino. Experimentos adicionales demostraron que el cese de la neuroinflamación se asocia a la movilización de tres poblaciones linfocitarias desde el intestino al sistema nervioso central, a través de un mecanismo quimiotáctico mediado por el receptor CXCR3. El agonista utilizado en el actual estudio ya había mostrado actividad en un modelo de asma alérgica, en el que su administración redujo la expresión de citoquinas proinflamatorias y el número de inmunocitos en el líquido broncoalveolar. Pacheco concluye señalando que la interacción entre los ácidos grasos de cadena corta y GPR43 constituye un mecanismo fisiológico dirigido a preservar la homeostasis intestinal, la cual se ve afectada por la disbiosis secundaria a la neuroinflamación cerebral.

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