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El riesgo de mortalidad de personas con demencia puede incrementarse durante fenómenos climáticos extremos

La falta de acceso a la atención médica y los cambios en las rutinas normales, tras un episodio climático extremo, son los condicionantes que ponen en mayor riesgo a este tipo de pacientes.

14/03/2023

El riesgo de mortalidad en personas con demencia puede agravarse mientras se producen fenómenos climáticos extremos tales como huracanes, incendios, inundaciones y temporales de viento, entre otros, según se desprende de un estudio de la Universidad de Michigan. Si bien estudios previos de huracanes han mostrado aumentos generales en la mortalidad, ...

El riesgo de mortalidad en personas con demencia puede agravarse mientras se producen fenómenos climáticos extremos tales como huracanes, incendios, inundaciones y temporales de viento, entre otros, según se desprende de un estudio de la Universidad de Michigan.

Si bien estudios previos de huracanes han mostrado aumentos generales en la mortalidad, hasta la fecha se sabe poco acerca de cómo la mortalidad después de la exposición a huracanes puede diferir entre los adultos mayores con demencia.

Su mayor riesgo podría deberse a la interrupción de la rutina normal, como el acceso a la atención, los cambios en el entorno de vida, la pérdida de acceso a los medicamentos y el cambio en las rutinas diarias, según explicó la primera autora del estudio, Sue Anne Bell, profesora asistente de la Facultad de Medicina de la UM.

El análisis se centró en el riesgo de mortalidad entre las personas con demencia, en lugar de los aumentos reales de la mortalidad.

La prof. Bell y su equipo examinaron los condados de los estados de EE. UU. afectados por los huracanes Irma, Harvey y Florence en el año anterior y posterior a la tormenta. Hubo 54.340 muertes entre la población de estudio compuesta por 346.171 personas.

Análisis de riesgos

Entre los resultados obtenidos cabe destacar e riesgo de mortalidad más elevado en los mayores de 85 años, con un aumento del 9 % en el riesgo de muerte en comparación con los adultos mayores de 85 años sin demencia.

Entre las personas con demencia que se mudaron un año después de la tormenta, los riesgos de mortalidad permanecieron independientemente de que se mudaran o no.

El porcentaje de mortalidad atribuida a la exposición entre las personas con demencia osciló entre el 10,9 % de Harvey y el 6,2 % de Irma.

Asimismo, la mortalidad alcanzó su punto máximo de 3 a 6 meses después de los huracanes Irma y Harvey, lo que sugiere que el aumento de la mortalidad se debió a factores distintos a los daños inmediatos de la tormenta, como la falta de acceso a la atención médica y los cambios en las rutinas normales.

"El mensaje importante es que los adultos mayores con demencia tienen necesidades únicas, sobre todo que durante un desastre, dependen casi por completo de los cuidadores debido a su falta de conocimiento de la crisis", concluyó la prof.Bell.

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