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Nuevo enfoque para comprender el origen de la diabetes tipo 1

Investigadores del CiMUS de la USC proponen un cambio de paradigma para conocer el origen de la diabetes tipo 1.

22/02/2023

Las causas que provocan la diabetes tipo 1 son todavía poco conocidas. Hasta la fecha, la inyección de insulina es el único tratamiento eficaz administrado; y los linfocitos T, un tipo de glóbulos blancos, la razón que la desencadena según la evidencia científica. Ahora, investigadores del CiMUS de la USC, ...

Las causas que provocan la diabetes tipo 1 son todavía poco conocidas. Hasta la fecha, la inyección de insulina es el único tratamiento eficaz administrado; y los linfocitos T, un tipo de glóbulos blancos, la razón que la desencadena según la evidencia científica. Ahora, investigadores del CiMUS de la USC, dirigidos por Iria Gómez Touriño, sugieren una nueva línea que supone un cambio de paradigma en el abordaje de la enfermedad, centrada en nuevos mecanismos moleculares y basados en novedosas técnicas como el cribado de alto rendimiento o herramientas bioinformáticas.

Este trabajo, que se realizará en el CiMUS de la USC, es posible gracias a la Juvenile Diabetes Research Foundation (JDRF) de EEUU, a través de la concesión a Iria Gómez Touriño de una de las convocatorias más competitivas a nivel internacional en el campo de la diabetes tipo 1 (Career Development Award). La JDRF proporcionará cerca de 1.000.000$ durante los próximos 5 años para financiar este proyecto de investigación. Este tipo de proyectos están dirigidos a atraer y consolidar la carrera de investigadores jóvenes con alto potencial hacia el campo de la diabetes. De hecho, la ayuda concedida a Iria Gómez Touriño, similar en magnitud a las Starting Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC), es una de las tres activas en Europa en la actualidad.

Una enfermedad crónica

La diabetes tipo 1 (DT1) es una enfermedad autoinmunitaria en la que nuestro sistema inmunitario destruye las células del páncreas que producen insulina. Esto provoca que el paciente tenga niveles muy bajos o nulos de insulina y, por ello, la glucosa no pueda entrar en sus células, provocando graves daños que pueden conducir a la muerte si la enfermedad no es diagnosticada y tratada. La DT1 aparece principalmente en niños y adultos jóvenes. Es una patología crónica que, además de poder provocar complicaciones a largo plazo como daños en retina y riñones, supoademás grandes costes tanto para los pacientes como para los sistemas de salud.

El único tratamiento en la actualidad es la inyección de insulina, aunque recientemente se ha aprobado un fármaco para personas que se encuentren en fases pre-diabéticas. La incidencia de la DT1 está aumentando, especialmente en países más desarrollados, y se prevé que este aumento sea de un 66% en el año 2040. "Desafortunadamente, aún desconocemos la razón. Tampoco comprendemos por qué aparece la enfermedad, ni por qué el sistema inmunitario ataca solamente a esas células productoras de insulina, las células beta. Sabemos que es debida a una combinación de factores genéticos y ambientales, pero no los conocemos por completo", expone la investigadora del CiMUS de la USC, Iria Gómez Touriño.

Objetivo: saber más sobre su origen y abrir la puerta a nuevos tratamientos

El dogma actual, evidenciado por un gran número de estudios, indica que son los linfocitos T, un tipo de glóbulos blancos, los que reconocen de manera equivocada a las células beta como extrañas, procediendo a su eliminación. Estos linfocitos disponen de unos receptores, unos escáneres, que identifican proteínas y grasas (antígenos) de las células, y deciden si esos antígenos son de la persona o son extraños (de virus, bacterias, etc). De hecho, algunos tratamientos experimentales actuales se basan en inyectar esos antígenos para convencer al sistema inmunitario de que no tiene por qué atacarlas. Sin embargo, parece que no sólo las proteínas y grasas pueden ser antígenos reconocidos por el sistema inmunitario.

"Nosotros proponemos, que un tipo de estos linfocitos, muy específicos y a la vez muy agresivos, pueden reconocer sustancias derivadas del metabolismo de las células beta. Es decir, una célula beta estresada, infectada o con algún defecto genético podría comportarse de manera anómala produciendo unos metabolitos que estas células inmunitarias agresivas podrían reconocer, matando en poco tiempo a las células beta. Esto supone un cambio de paradigma", apunta Iria Gómez Touriño, en el abordaje de la diabetes tipo 1. "Además, datos preliminares, del nuestro y de otros grupos, sugieren que podría explicar el inicio de la enfermedad", explica la investigadora.

Acceso a más de 600 muestras de pacientes de toda Europa

Para comprobarlo, el grupo del CiMUS empleará técnicas novedosas (metabolómica, cribado de alto rendimiento, citometría de flujo, bioinformática y secuenciación de célula única) en líneas celulares y en células sanguíneas de pacientes, familiares sin la enfermedad y personas sanas para comprobar cómo son estas células y qué antígenos reconocen. De este modo, se abriría la puerta al desarrollo de nuevas inmunoterapias antígeno-específicas que serían más universales que las basadas en antígenos proteicos, además de avanzar en el conocimiento de las causas que subyacen a esta enfermedad. El equipo de la USC recogerá muestras de sangre de pacientes gallegos, a través de los servicios de endocrinología de los hospitales de Santiago y A Coruña y, además, tendrá acceso a un gran biobanco de células de pacientes y sus familiares del resto de Europa a través de INNODIA, una plataforma global compuesta por más de 30 instituciones académicas, siete socios industriales y dos organizaciones de pacientes que unen su conocimiento y experiencia para luchar contra la diabetes tipo 1. En total, 600 muestras de toda Europa.

Iria Gómez Touriño es investigadora del CiMUS y profesora de la USC, además de estar también vinculada al Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS). Doctora en biología molecular, ha trabajado en laboratorios de Reino Unido, Alemania y España y ha recibido diversas becas, ayudas y premios a lo largo de su carrera investigadora, incluyendo dos contratos Marie Curie de la Unión Europea. El Career Development Award supone un nuevo impulso a la consolidación de la línea de investigación de su equipo.

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