Los virus pueden inflamar e interrumpir las conexiones entre el sistema olfativo, que gobierna el sentido del olfato, y la parte del cerebro asociada con la memoria y el aprendizaje, lo que posiblemente acelere la aparición de la enfermedad de Alzheimer, según un pequeño estudio de investigadores del campus médico ...
Los virus pueden inflamar e interrumpir las conexiones entre el sistema olfativo, que gobierna el sentido del olfato, y la parte del cerebro asociada con la memoria y el aprendizaje, lo que posiblemente acelere la aparición de la enfermedad de Alzheimer, según un pequeño estudio de investigadores del campus médico Anschutz de la Universidad de Colorado (EEUU).
Los hallazgos, publicados el martes en la revista ´Neurobiology of Aging´, podrían conducir a nuevas terapias que detecten la enfermedad de Alzheimer más temprano mientras ayudan a iluminar el papel que juegan los virus y el sistema olfativo en la conducción de la enfermedad.
"Sabemos que uno de los primeros signos de la enfermedad de Alzheimer es la pérdida del sentido del olfato", señala el autor principal del estudio, Andrew Bubak, profesor asistente de investigación en la división de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado.
El equipo de Bubak se centró en el tracto olfativo, el bulbo olfativo y el hipocampo, el área del cerebro que gestiona la memoria y el aprendizaje. Examinaron el ARN mensajero en el tejido cerebral de seis personas de Colombia que tenían la enfermedad de Alzheimer familiar (FAD) y el tejido de un grupo de control sin AD. Encontraron firmas de infección viral en los bulbos olfatorios del grupo FAD e inflamación en el tracto olfatorio que lleva información al hipocampo.
También descubrieron mielinización alterada en el tracto olfativo. La mielina es una capa grasa protectora alrededor de los nervios que permite que los impulsos eléctricos se muevan rápida y suavemente. Si está dañado, la señalización se detiene. "Estos hallazgos plantean la posibilidad de que la infección viral y la inflamación asociada y la desregulación de la mielinización del sistema olfativo puedan alterar la función del hipocampo, contribuyendo a la aceleración de la progresión de la FAD", señala el estudio.
El autor principal del estudio, Diego Restrepo, profesor de biología celular y del desarrollo en la Facultad de Medicina de CU, ha explicado que se ha sospechado durante mucho tiempo que los virus desempeñan un papel en los problemas cognitivos. Algunos estudios han asociado el virus SARS-CoV-2, que causa el COVID-19, con la demencia. El virus, que viaja por la nariz, hace que algunos de los infectados pierdan el sentido del olfato.
Al mismo tiempo, el virus de la varicela zoster que causa el herpes zóster y el virus del herpes simple pueden depositar beta amiloide, una proteína fundamental para el desarrollo de la EA, en el bulbo olfativo. Los virus a menudo persisten durante años incluso después de que los síntomas hayan desaparecido.
"Nuestra hipótesis es que algunos virus aceleran la enfermedad de Alzheimer. ¿La pérdida del olfato acelera específicamente el Alzheimer? Esa es la pregunta", señala Restrepo.
Bubak y Restrepo sospechan inflamación y los depósitos de amiloide en el sistema olfativo interrumpen la comunicación con el hipocampo. Sin entrada sensorial, creen, el hipocampo comienza a degenerar. "Toda la vía olfativa va al hipocampo. Si disminuye la señalización a lo largo de esa vía, entonces recibe menos señalización en el hipocampo. Si no lo usas, lo pierdes", afirma Bubak.
Los investigadores esperan centrarse a continuación en comprender mejor la relación entre el sistema olfativo y el hipocampo en el contexto de la susceptibilidad viral y la neurodegeneración.