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Seguridad con un nuevo fármaco contra un grave efecto secundario del trasplante de médula ósea

Los resultados han revelado que un fármaco que inhibe el sistema inmunitario en pacientes con enfermedad de injerto contra huésped (EICH) es más seguro que los esteroides, el tratamiento estándar actual.

16/12/2022

Investigadores del Instituto Oncológico Tisch de Mount Sinai (Estados Unidos) han hallado un tratamiento eficaz y más seguro que los tratamientos habituales para un efecto secundario grave, y a veces mortal, del trasplante de médula ósea en pacientes con cáncer. Los resultados de este ensayo clínico de fase 2, presentados en ...

Investigadores del Instituto Oncológico Tisch de Mount Sinai (Estados Unidos) han hallado un tratamiento eficaz y más seguro que los tratamientos habituales para un efecto secundario grave, y a veces mortal, del trasplante de médula ósea en pacientes con cáncer.

Los resultados de este ensayo clínico de fase 2, presentados en la reunión anual de la Sociedad Americana de Hematología (ASH, por sus siglas en inglés), han revelado que un fármaco que inhibe el sistema inmunitario en pacientes con enfermedad de injerto contra huésped (EICH) es más seguro que los esteroides, el tratamiento estándar actual.

La EICH es un efecto secundario que se observa en pacientes que han recibido un trasplante de médula ósea de un donante para tratar cánceres de la sangre. El estudio utilizó un análisis de sangre para identificar a los pacientes con EICH con más probabilidades de beneficiarse del nuevo tratamiento.

"Se sabe que los corticoides provocan numerosas complicaciones en los receptores de trasplantes de médula ósea que requieren tratamiento para la EICH, como infecciones graves, lesiones óseas y musculares, falta de sueño y mala calidad de vida", ha comentado el doctor Aaron Etra, que presentó el estudio en la reunión de la ASH.

"Un tratamiento sin esteroides para la EICH sería un avance importante para mejorar los resultados del trasplante, pero no es probable que sea la mejor opción para todos los pacientes. Poder utilizar biomarcadores de EICH para personalizar la intensidad del tratamiento fue clave para el éxito de este ensayo", ha añadido John Levine, coautor principal de esta investigación.

La EICH se produce cuando las células de un donante atacan los órganos sanos del receptor. El resultado es la liberación de determinadas proteínas tisulares en el torrente sanguíneo; estas proteínas pueden utilizarse como biomarcadores para cuantificar la gravedad del daño tisular.

Los pacientes con niveles bajos de estos biomarcadores suelen responder bien al tratamiento en general, pero hasta ahora no había forma de identificarlos. Este laboratorio de investigación fue capaz de cuantificar los biomarcadores de la EICH en muestras de sangre obtenidas de pacientes en 30 horas, lo que hizo factible estudiar este tratamiento en pacientes que necesitan iniciarlo rápidamente.

Los resultados del ensayo se compararon con los de un grupo de control de pacientes tratados con corticoides. Esta investigación descubrió que un ciclo corto de itacitinib, un inhibidor de JAK1 que puede frenar el sistema inmunitario, producía tasas de respuesta muy elevadas y más rápidas que el tratamiento con corticoides. Las respuestas al itacitinib fueron tan duraderas como las de los corticoides y los resultados a largo plazo fueron igual de buenos.

Tanto el itacitinib como los corticoides fueron eficaces en el 86 por ciento de los pacientes. La tasa de supervivencia a un año del itacitinib fue del 88 por ciento, frente al 80 por ciento de los esteroides. Los pacientes tratados con itacitinib también presentaron un número significativamente menor de infecciones graves, probablemente como resultado de una exposición mucho menor a los esteroides sistémicos.

"Esta fue la primera vez que alguien pudo utilizar biomarcadores de EICH en tiempo real para identificar a pacientes de bajo riesgo cuyo tratamiento podía reducirse. Mount Sinai desarrolló este enfoque de biomarcadores, que nos permitió presentar este hallazgo nuevo y significativo para los pacientes y su calidad de vida", ha concluido James L. Ferrara, otro de los responsables de la investigación.

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