Investigadores del Hunter Medical Research Institute (Australia) han identificado una proteína que, cuando está presente en grandes cantidades en los tumores de cáncer de mama, es un indicador de si las terapias que dañan el ADN funcionarán o no. La autora principal del estudio, Luiza Steffens-Reinhardt, ha asegurado que este trabajo ...
Investigadores del Hunter Medical Research Institute (Australia) han identificado una proteína que, cuando está presente en grandes cantidades en los tumores de cáncer de mama, es un indicador de si las terapias que dañan el ADN funcionarán o no.
La autora principal del estudio, Luiza Steffens-Reinhardt, ha asegurado que este trabajo podría conducir a una quimioterapia más eficaz para las personas con cáncer de mama.
"Nos fijamos en esta variante concreta de una proteína llamada p53 porque nuestros estudios anteriores han demostrado que está presente en niveles elevados en el cáncer de mama y se asocia con la recidiva del cáncer. Nos sorprendió ver que al aumentar los niveles de esta variante de p53, las células del cáncer de mama dejaban de responder a las terapias existentes. Así, la inhibición de esta variante podría mejorar la respuesta de las personas a los tratamientos contra el cáncer utilizados actualmente. Recientemente hemos confirmado estos hallazgos en sujetos vivos", ha resaltado.
Alrededor de una cuarta parte de los afectados por cáncer de mama desarrollan resistencia al tratamiento. "La principal razón por la que las mujeres mueren de cáncer de mama es la resistencia al tratamiento. Un cáncer de mama resistente al tratamiento es imposible de curar. Por ello, es urgente mejorar las terapias dirigidas a las células responsables de la resistencia a estos tratamientos", ha señalado Steffens-Reinhardt.
Así, esta investigación podría ser un primer paso para orientar mejor el tratamiento del cáncer de mama. "Una de cada ocho mujeres australianas padece cáncer de mama y, aunque la tasa de supervivencia es del 92 por ciento, no se tienen en cuenta los cánceres secundarios o las metástasis, que son básicamente incurables. Si podemos identificar biomarcadores que predigan la respuesta de un paciente a determinadas terapias, podremos dirigir las terapias disponibles con mayor eficacia", ha remachado otra de las autoras, Kelly Avery-Kiejda.