El colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM), en colaboración con la dirección general de inspección, ordenación y estrategia sanitaria de la Comunidad de Madrid, celebró este jueves, 6 de octubre, la Jornada "La inspección sanitaria. Hacia un nuevo modelo organizativo".

Dra María Cordón

Durante el encuentro, la doctora María Cordón, vocal de médicos de ejercicio libre del ICOMEM y su portavoz en representación del presidente del colegio, doctor Manuel Martínez-Sellés, destacó la política de la institución dirigida a establecer puentes de colaboración con las distintas administraciones para garantizar una mejora continua en el sistema asistencial.

Elena Mantilla García

Como principal autoridad invitada, la directora general del área responsable del evento, Elena Mantilla García, celebró el éxito de afluencia a la jornada y la presencia en ella de autoridades y directivos de los sectores público y privado de la sanidad madrileña.

Tras una pandemia que ha removido la organización sanitaria con alcance también a la inspección de los servicios asistenciales, consideró positivo que el sistema de visados en la región resuelva el 80% de las peticiones en 24 horas, evitando demoras e incomodidades a profesionales y pacientes. De forma que la inspección suaviza su competencia fiscalizadora, tal como sugirió.

Al resumir las intervenciones realizadas por las más de 300 personas de su departamento, Mantilla García destacó las 6.000 actuaciones contra el intrusismo profesional, las decenas de miles de visitas de inspección e incluso los centenares de revisiones de vehículos sanitarios.

Como recordó, el médico inspector evalúa y actúa respecto a la estructura y proceso asistencial. Es una actividad que depende directamente del consejero de Sanidad para realizar las correcciones necesarias. Además de contribuir al saneamiento económico del sistema y el uso racional del medicamento. Con un ahorro que la directora general cuantificó en 5 millones de euros al determinar los casos de incapacidad laboral.

Julián García Vargas

La conferencia inaugural corrió a cargo del economista Julián García Vargas, exministro de Sanidad y Defensa, para afirmar en primer lugar que la alta inspección es a la política estatal lo que no es para la actividad sanitaria cotidiana. Por lo que dedujo que está desaprovechada.

Analizó su evolución en época democrática como forma de impedir discriminaciones y desviaciones en el ejercicio profesional con respeto a las libertades de los ciudadanos.

Esencialmente para fomentar la promoción de la salud, la prevención de las enfermedades y el buen funcionamiento del sistema sanitario en línea con el artículo 4 de la Ley General de Sanidad de 1986. Principio que se fue desvirtuando a la par que cobraba forma el sistema autonómico con peso decreciente de la Administración central en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS)

García Vargas confesó no saber al presente si la alta inspección ha tenido algún papel en los desarrollos tecnológicos del siglo XXI, como la tarjeta electrónica de salud, la receta igualmente electrónica o la historia clínica digital.

Lamentó el conferenciante que la evolución sanitaria entre territorios venga de iniciativas como el proyecto RECAL (Fundación IMAS) y no de las propias administraciones. Quedando la duda en el aire de saber si la pandemia habrá logrado mejorar el panorama general en estos aspectos.

Dr Santiago Sevilla

La primera mesa exploró el futuro de la Inspección Sanitaria al contar con la moderación del doctor Santiago Sevilla Alonso, como responsable coordinador del evento y vocal de médicos no asistenciales.

Roberto Sabrido

Como primero en hablar, el gerente de Inspección del servicio de salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), Roberto Sabrido Bermúdez, se refirió a su norma autonómica 6/2010 con la que el personal inspector pasó a ser estatutario de forma electiva y mayoritaria de los médicos (95,4%) y también en enfermería. Para alumbrar una gerencia transversal e inclinada a integrarse con los sistemas de calidad.

Entre sus funciones citó la responsabilidad patrimonial y la suspensión profesional cuando es preciso, entre otras, según un acuerdo de gestión de revisión anual. Con un 50% del tiempo destinado a supervisión laboral.

Como novedad, comentó, toca también a la inspección supervisar la asistencia realizada telemáticamente y tan potenciada desde la pandemia. Junto a un autovisado puesto en marcha desde 2018.

En su asunción de responsabilidades, lamentó la pérdida de peso en el CISNS y que las administraciones sean más reactivas que proclives a evitar el daño.

Pedro Irigoyen

En su turno, el viceconsejero económico de la Comunidad de Madrid, Pedro Irigoyen Barja, vio imposible prescindir de las funciones de "policía", propias de la inspección al no vivir en un mundo ideal.

Según explicó, la buena inspección ayuda a la sostenibilidad del sistema sanitario al detectar situaciones llamativas o directamente irregulares. De lo que extrajo que debe gozar de autonomía funcional y orgánica.

Dr Manuel Molina

Completó la mesa el gerente del Hospital Virgen del Rocío, doctor Manuel Molina Muñoz, para opinar que la inspección, como otros procesos como la humanización, se nutre de experiencias que aportan valor al sistema asistencial en su conjunto. Al ser un instrumento con carácter no sólo supervisor sino incentivador. Para operar con autonomía de gestión y organización y soporte estatutario, este último no exento de cierto inmovilismo.

Durante el turno de preguntas de la primera mesa, el doctor Gerardo Ventura Serrano Sánchez, ginecólogo con más de cuatro décadas de experiencia, crítico la normativa inspectora de la CAM, cuyos excesos acreditó haber sufrido, junto a un caso de fallecimiento en un ambulatorio que aconteció por falta de ascensor, a principios del presente siglo, y sin que a día de hoy el servicio regional de salud haya hecho nada por corregir las deficiencias sobradamente denunciadas y acreditadas.