Publicidad
Publicidad

El tratamiento personalizado en función de la fragilidad del paciente mayor resulta esencial en Oncogeriatría

Uno de los retos de la atención sanitaria actual pasa, sin duda, por la adaptación del sistema a las necesidades más complejas del paciente mayor afectado por patología oncológica según se ha puesto de relieve en el XXI Congreso de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica.

01/10/2022

¿Para qué sirve evaluar fragilidad o hacer una valoración geriátrica integral en el paciente mayor que va a recibir radioterapia? ¿Impacta la radioterapia en el paciente mayor frágil? Son algunas de las interrogantes sobre las que las Dras. Myriam Rodríguez Couso, geriatra de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid y ...

¿Para qué sirve evaluar fragilidad o hacer una valoración geriátrica integral en el paciente mayor que va a recibir radioterapia? ¿Impacta la radioterapia en el paciente mayor frágil? Son algunas de las interrogantes sobre las que las Dras. Myriam Rodríguez Couso, geriatra de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid y Dra. Pilar Samper Ots, oncóloga radioterápica del Hospital Rey Juan Carlos, de Móstoles (Madrid) arrojaron luz, durante una sesión científica celebrada en el marco del XXI Congreso de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica, moderada por la Dra. Vanessa Jerviz

Se partió del escenario actual en el que el riesgo de cáncer a los 80 años es de un 40,9 en hombres y 27,6% en mujeres, según datos expuestos por la Dra. Rodríguez Couso.

De ahí que uno de los retos de la atención sanitaria actual pasa, sin duda, por la adaptación del sistema a las necesidades más complejas del paciente mayor afectado por este tipo de patologías, pero sobre todo de aquel con signos de fragilidad, y de optimizar de forma eficiente y equitativa el empleo de los recursos.

Y es que, como expuso la geriatra Rodríguez Couso, de entre los mayores afectados por cáncer se pueden distinguir cuatro tipos: el primero, no presenta datos de fragilidad o comorbilidades significativas y tiene un pronóstico vital aceptable, por lo que se le considera subsidiario del tratamiento que se considere.

Un segundo tipo presenta signos de fragilidad pero posee reserva funcional, biológica y pronóstico vital estimado como para beneficiarse de una intervención, además de ser subsidiario de tratamiento estándar.

En un tercer caso, el paciente muestra señales de fragilidad aunque mantiene reserva funcional y biológica, que le permiten beneficiarse de una intervención, aunque es previsible la aparición de complicaciones por lo que en estos casos no es recomendable la adaptación del tratamiento para minimizar efectos secundarios.

Un último tipo lo representa aquel paciente que presenta comorbilidad y/o dependencias significativas que limitan su expectativa de vida ante lo cual lo más recomendable para su patología es un tratamiento conservador, priorizando medidas paliativas si llega a presentar mal control de síntomas.

Por tanto, la fragilidad en el anciano, según expuso esta geriatra, se caracteriza por una serie de factores, entre los que se encuentran: la reducción de la capacidad intrínseca, mayor vulnerabilidad ante agentes estresores, mayor riesgo de eventos adversos de salud, situación multidimensional y dinámica. De este modo, según datos manejados por dicha geriatra, de los mayores con cáncer, el 42% van a presentar fragilidad y el 43% prefragilidad.

De ahí la importancia, como remarcó de detectar y evaluar dicha fragilidad en mayores con cáncer que van a recibir radioterapia. Ello va a permitir, según subrayó, un tratamiento oncológico a medida en función de la vulnerabilidad de este tipo de pacientes. No solo eso, como añadió, sino que también "va a contribuir a predecir el riesgo de toxicidad por radioterapia, evitar infra y sobretratamiento, y, en cualquier caso, la mortalidad, además de facilitar la elaboración de un plan de intervención individualizada sobre las áreas de fragilidad detectadas".

Concluyó incidiendo sobre la necesidad de obtener sobre esta materia más evidencia científica, dado que este tipo de población no suele participar en ensayos clínicos. Por tanto, desde su punto de vista, en investigaciones futuras "sería conveniente diseñar estudios que permitan detectar diferencias en puntos clave como toxicidad, calidad de vida y función física, así como culminación del tratamiento, además de realizar seguimientos a largo plazo para predecir mortalidad y resultados oncológicos fiables".

Impacto de la radioterapia en el mayor frágil

Y es que como destacó la oncóloga radioterápica Pilar Samper "todavía hay pocos datos para guiar la toma de decisiones y para ayudar a los médicos a adaptar los tratamientos según la edad, estado funcional y comorbilidades".

Puso como ejemplo la controversia sin resolver todavía sobre si existe correlación entre la edad cronológica y la incidencia de toxicidad relacionada con la radiación, "ya que en los estudios disponibles los resultados son contradictorios. No obstante, si se tiene deteriorada la función de los órganos hay más riesgo de vulnerabiidad a los efectos adversos. Clínicamente, hay evidencia del empeoramiento del deterioro funcional en estos pacientes", señaló.

De lo que sí, al parecer, según esta especialista, hay evidencia es en que "la radioterapia puede potenciar el estrés oxidativo crónico relacionado con el envejecimiento, lo que va a provocar un incremento adicional del potencial mutagénico. Además, puede producir daño en el ADN y desencadenar la muerte celular, también dañar los telomeros y conducir a la senescencia en las células tumorales y en las que están alrededor, pudiendo producir fibrosis y disfunción orgánica, entre otras consecuencias".

Pese a ello, desde su punto de vista, "representa un tratamiento que, por su perfil bajo de efectos secundarios, puede tener relevancia en el paciente anciano, sobre todo si este está enfocado como paliativo". Asimismo, "las nuevas técnicas de radioterapia tales como el hipofraccionamiento moderado y extremo (SBRT) pueden contribuir a mejorar la adherencia terapéutica y a mantener su calidad de vida, que siempre es importante evaluar".

Por otra parte, la Dra. Samper abogó por que los oncólogos radioterápicos obtengan más formación en Oncogeriatría, dada la importancia creciente de este tipo de asistencia y ante la carencia de servicios de geriatría en muchos de los centros sanitarios españoles, así como interactuar con estos especialistas donde sí estén establecidos.

Publicidad
Publicidad
Nuestros Podcasts