Para dar una visión global sobre el futuro de la oncología radioterápica se contó con el experto italiano Dr. Vincenzo Valentini, expresidente de la Sociedad Europea de Oncología Radioterápica (ESTRO) y actual director del Departamento de Radiología, Oncología radioterápica y Hematología en la Universidad del Sagrado Corazón en Roma que participó en una "Lectura Magistral", introducida por el Dr. Luis Pérez Romasanta, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital de Salamanca.

Se identificaron cuatro factores que van a contribuir, especialmente, al desarrollo de la especialidad, entre ellos la evolución tecnológica de la radioterapia guiada por la imagen, el empleo creciente de herramientas guiadas por la inteligencia artificial con el fin de automatizar y acelerar los procesos implícitos en radioterapia, la introducción de herramientas de análisis molecular y genético para predecir la evolución de los pacientes sometidos a estos tratamientos.

A ello se suman herramientas de humanización "que han demostrado dar resultados complementarios a la terapéutica aplicada", según se desprende de la exposición del Dr.Valentini.

El experto percibe la oncología radioterápica en España en buena posición para un desarrollo avanzado, al disponer, a su juicio, "de herramientas tecnológicas de primer nivel". Igualmente, considera que tanto los oncólogos radioterápicos como los radiofísicos con un nivel apropiado para desarrollar las nuevas técnicas que están por venir en este terreno.

Coordinación con oncología médica

A nivel clínico también se abordó el reto de la coordinación entre profesionales de oncología radioterápica y de oncología médica, de la mano del Dr. Arturo Navarro, del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Duran i Reynals, de Barcelona, quien subrayó la importancia que adquiere trabajar de forma coordinada para prestar el mejor servicio a los pacientes y evitar incurrir en posibles errores que pongan en riesgo su seguridad.

Esta coordinación se hace más necesaria sobre todo con `pacientes especiales´, es decir, aquellos en los que existe poco margen entre la eficacia del tratamiento y la toxicidad inaceptable y, por tanto, van a requerir más atención médica. Como sugirió, "implica un esfuerzo necesario para trabajar conjuntamente desde oncogeriatras hasta especialistas en biología molecular, por citar solo algunos".

Pero también, como apuntó, para que la coordinación funcione hace falta proceder a una serie de cambios "desde organizativos que permitan respetar las individualidades de cada especialidad, pasando por un cambio de flujo de pacientes, además de estructurales y de espacio físico".

Dicha coordinación también se hace necesaria a la hora de establecer el tratamiento, señaló. "Los oncólogos radioterápicos nos coordinamos en estos casos con los oncólogos médicos y con las enfermeras para elegir la mejor opción terapéutica". Por otra parte, animó a los cirujanos a que se sumen al trabajo conjunto con estos especialistas.

Finalmente, apostó por la figura de un liderazgo que impulse la cohesión que se requiere y estimule a que cada profesional ofrezca lo mejor en su terreno, haciendo hincapié en la necesidad de un `cambio de mentalidad´.