Cuando Juan Ignacio Martínez-Salamanca, médico adjunto del Servicio de Urología del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda y urólogo del Lyx Instituto de Urología (nº colegiado: 28/2854492), comenzó su trayectoria como especialista en Urología, lo mayoritario para abordar la hiperplasia prostática benigna era la cirugía abierta y endoscópica y tratamientos alfa-bloqueantes. Ahora, se cuenta con un amplio abanico de tratamientos.

En el campo farmacológico, además de los alfa-bloqueantes, nos encontramos con los anticolinérgicos y los beta-agonistas, solos o en combinación, inhibidores 5-AR, etcétera. Igualmente, en el tratamiento quirúrgico, hay nuevas y modernas técnicas, "muchas de ellas ya con un recorrido importante en cuanto a eficacia y seguridad y que tratan de adaptarse al perfil de cada paciente, porque algunas de ellas son más indicadas ante un tamaño prostático u otro".

Es decir, "hoy en día, disponemos de herramientas en el diagnóstico y tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata para hacer un traje a medida". Éste es un problema que afecta a más de la mitad de los varones por encima de los 50 años, aunque sólo un tercio de éstos requiere algún tipo de tratamiento. "La sintomatología prostática, más allá del dato numérico concreto, es algo realmente relevante. Es raro el varón por encima de los 50-60 años que no tiene, en algún grado, algún tipo de sintomatología del tracto urinario inferior (STUI)", dice Martínez-Salamanca. Incide en que es más correcto llamar STUI a los antiguos problemas de la próstata porque la causa de muchos de estos síntomas no sólo se localiza en la próstata, sino que puede estar en la vejiga.

Subraya que la patología urológica es de extraordinaria prevalencia, no sólo la hiperplasia benigna de próstata, sino también el cáncer de próstata, "que es ahora mismo el tumor de diagnóstico número uno en el varón en la mayoría de los países desarrollados". Advierte de que, en algunos, como Inglaterra, ha superado el cáncer de mama. Añade que la Urología acomete otros problemas relacionados con las litiasis, los cólicos, las infecciones, etcétera.

Con vapor de agua

Una técnica que practica Martínez-Salamanca es Rezum, con la que se reduce el tamaño de la próstata con vapor de agua. Explica que fue desarrollada en EE UU y en Inglaterra y que hace algo más de cinco o seis años que comenzaron los primeros estudios. Es un tratamiento íntegramente ambulatorio. "No es realmente un procedimiento quirúrgico como tal, es una técnica mínimamente invasiva. Consiste básicamente en inyectar a través de un dispositivo unas micro esferas de agua, de agua transformada en vapor que se inyecta a una alta temperatura, por encima de 140 grados. Es como si nosotros hiciéramos un spray controlado dentro de la próstata. Ese efecto del calor aplicado a las células, de una manera convectiva, destruye tejido prostático, dentro de la próstata, de una manera muy precisa, interviniendo solamente en aquella área de la próstata en la que nos interesa actuar. No afecta a estructuras ni nerviosas ni vasculares, con lo cual previene problemas de disfunción eréctil y de incontinencia urinaria", aclara. Destaca que es una técnica segura y eficaz.

Para leer el artículo completo descarga el PDF adjunto.