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Invertir en políticas para reducir el consumo nocivo de alcohol podría salvar millones de vidas, según la OCDE

La pandemia de COVID-19 ha cambiado significativamente el estilo de vida de muchas personas, incluidos los hábitos de consumo de alcohol que se han disparado, sobre todo, en algunos grupos poblacionales.

26/05/2021

Los patrones nocivos de consumo de alcohol tienen consecuencias de gran alcance para las personas, la sociedad y la economía, según se recoge en un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), difundido recientemente. Algunos de los problemas asociados con esta ingesta nociva se han ...

Los patrones nocivos de consumo de alcohol tienen consecuencias de gran alcance para las personas, la sociedad y la economía, según se recoge en un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), difundido recientemente.

Algunos de los problemas asociados con esta ingesta nociva se han intensificado con la crisis del coronavirus, aunque los impactos a largo plazo de la COVID-19 en el consumo de alcohol todavía son desconocidos, según se desprende de este trabajo, bajo el título de ´Prevención del uso nocivo del alcohol´

El análisis de 52 países de la OCDE, la Unión Europea y el Grupo de los 20 (G20) muestra que la esperanza de vida será 0,9 años menor en los próximos 30 años debido a enfermedades y lesiones causadas por consumir más de 1 bebida al día en el caso de las mujeres y 1,5 bebidas al día. en los hombres. Esta estimación varía ampliamente entre países, observándose las mayores reducciones en la esperanza de vida se estiman en los países de Europa central y oriental.

A nivel económico, puede representar alrededor del 2,4% del gasto sanitario total; mientras que el PIB será un 1,6% más bajo debido, entre otros factores, a la caída del empleo.

Los colectivos más afectados

De acuerdo con este informe, durante el confinamiento por la COVID-19, las mujeres, los padres de hijos pequeños, las personas con ingresos más altos y otras con trastornos de ansiedad y síntomas depresivos representan los principales grupos en los que se observa el mayor aumento en el consumo de alcohol, sobre todo, en países como Australia, Bélgica, Francia, Reino Unido y Estados Unidos.

Las llamadas de emergencia por violencia doméstica, en las que el consumo nocivo de alcohol estaba involucrado como factor de riesgo, aumentaron un 60% en los países de la UE.

También existe el riesgo de que COVID-19 provoque un aumento en el consumo problemático de alcohol a mediano plazo, dado que el consumo excesivo de alcohol es común después de eventos traumáticos como respuesta a altos niveles de estrés.

Prevención, triple dividendo

La prevención de enfermedades y lesiones relacionadas con el alcohol tiene un triple dividendo. Por un lado, reducir el consumo de alcohol ayuda a las personas a afrontar las infecciones y a desarrollar inmunidad después de la vacunación. Asimismo, con la prevención se reduce la presión que causan las enfermedades asociadas sobre los servicios de atención de la salud, que ya están saturados por la COVID-19. Finalmente, una población más saludable y productiva ayudará a reiniciar las actividades económicas y la vida social después de la pandemia.

Invertir en la protección de los niños y las personas con problemas de alcoholismo es particularmente importante durante la pandemia. De ahí que en el informe se recomienda, el asesoramiento por parte de la atención primaria para bebedores, la regulación de la publicidad o promoción de bebidas alcohólicas en la televisión, en Internet y en las redes sociales dirigidas a los niños, así como políticas de precio unitario mínimo para estas bebidas.

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