La mejor manera de prevenir la enfermedad de Alzheimer es mantener una buena salud cardiovascular mediante una dieta apropiada y ejercicio. Así lo afirman científicos de la Universidad de California, cuyas investigaciones demuestran que el daño a los capilares cerebrales, y no la presencia de placas o fibrillas proteicas, predisponen a la enfermedad décadas antes de la aparición de problemas de memoria.

Berislav Zlokovic, director del Instituto Zilkha de Neurogenética y del estudio, afirma que el aumento de permeabilidad vascular en estos capilares ha sido observado en individuos con deterioro cognitivo leve, independientemente de la presencia de agregados tau o amiloides. Esto sugeriría que la patología vascular es, o bien un evento muy temprano en el desarrollo del Alzheimer o bien un suceso independiente. En un cerebro saludable, prosigue Zlokovic, las células que forman la pared de los capilares presentan un ajuste perfecto entre ellas, formando una barrera que evita la entrada de sustancias potencialmente dañinas al sistema nervioso. Sin embargo, con la edad este nivel de ajuste puede verse reducido, lo que resulta en la entrada de estas sustancias al tejido nervioso y la subsiguiente muerte neuronal.

Otros científicos de la misma universidad están investigando la relación entre salud vascular y cerebral, como es el caso de Diana Younan, cuyo trabajo se centra en el potencial efecto de los contaminantes atmosféricos sobre el desarrollo de la demencia. En un estudio reciente Younan ha demostrado que una elevada reserva cognitiva protege de la demencia a residentes de Los Ángeles, una ciudad en la que la contaminación por partículas finas es elevada.