Investigadores italianos han llevado a cabo un ensayo clínico cuyos resultados demuestran el beneficio de una dieta específica en la esclerosis múltiple (EM) remitente-recidivante. En comparación con la dieta occidental, la basada en un elevado contenido en vegetales y bajo en proteínas resultó en un incremento en la abundancia de la familia de bacterias intestinales Lachnospiraceae, así como en variaciones en la expresión de biomarcadores en linfocitos T y monocitos.

Estos cambios se asociaron a una reducción significativa en la tasa de relapso y del grado de discapacidad en los pacientes que se alimentaron con esta dieta durante al menos 12 meses. El estudio ha sido impulsado por la noción de que la EM puede estar vinculada a alteraciones de la microbiota intestinal, que a su vez afectan a la función del sistema inmunitario. Según indican los autores, tanto los componentes de la dieta como el uso de antibióticos pueden cambiar la composición de la comunidad bacteriana intestinal.

Esta hipótesis está apoyada por diversos estudios en modelos animales de EM en los que se ha demostrado que una dieta baja en calorías ofrece beneficio, mientras que una rica en sal aumenta la severidad de la enfermedad a través de la inducción de un subgrupo de linfocitos T denominados Th17. El actual estudio demuestra que el cambio de dieta no sólo reduce significativamente la proporción de Th17, sino que aumenta la de linfocitos T reguladores, cuyo número crece en correlación con el de bacterias lacnospiráceas.