Un tipo de canales de sodio dependientes de voltaje, los Nav1.7, no están implicados en el dolor visceral.
El dolor visceral es una de las causas más frecuentes de consulta médica. Este tipo de dolor se origina en los órganos internos, tales como el tracto gastrointestinal, el corazón, el hígado, los riñones o la vejiga urinaria, y en muchas ocasiones se manifiesta como un dolor en el abdomen ...
El dolor visceral es una de las causas más frecuentes de consulta médica. Este tipo de dolor se origina en los órganos internos, tales como el tracto gastrointestinal, el corazón, el hígado, los riñones o la vejiga urinaria, y en muchas ocasiones se manifiesta como un dolor en el abdomen debido a daño en estos órganos.
Además, el dolor visceral es diferente en muchos aspectos al dolor somático/cutáneo (aquel que se produce en los músculos o la superficie de la piel) y los fármacos que alivian el dolor somático no son útiles para tratar el dolor visceral, siendo necesario buscar nuevos fármacos para su tratamiento.
Una colaboración internacional entre científicos de la Universidad de Granada (UGR), el University College London, el National Centre for Bowel Research and Surgical Innovation de Londres y la compañía farmacéutica Pfizer (Cambridge), ha puesto de manifiesto estas diferencias entre el dolor visceral y el somático.
En concreto, los investigadores han descubierto que un tipo de canales de sodio dependientes de voltaje, los Nav1.7, no están implicados en el dolor visceral. Sin embargo, hay personas que desde su nacimiento no sienten dolor frente a estímulos cutáneo/somáticos tales como quemaduras o roturas de huesos, entre otros, y se ha comprobado que estas personas sufren una mutación en el gen SCN9A, el cual codifica este canal.
Precisamente, la ausencia de dolor en personas que tienen alterados estos canales han convertido al canal NAV1.7 en una diana potencial para el desarrollo de fármacos y en la actualidad hay muchos grupos de investigación, tanto en las universidades como en la industria, tratando de desarrollar fármacos selectivos para bloquearlos.
“Por lo tanto, era esperable que, bloqueando estos canales, las manifestaciones de dolor visceral desaparecieran. Sin embargo, utilizando ratones deficientes para estos canales y un fármaco selectivo para bloquear estos canales Nav1.7, hemos conseguido eliminar el dolor somático, pero no el dolor frente a estímulos viscerales”, explica uno de los autores de este trabajo y responsable de los estudios en la UGR, Cruz Miguel Cendán.
Estos resultados han sido publicados en la revista “The Journal of Physiology”. Cendán señala “que nuestros resultados muestran que la búsqueda de nuevos fármacos para tratar el dolor visceral no es una tarea sencilla, y destacan la importancia que supone conocer y estudiar los mecanismos concretos que participan en cada tipo de dolor, para así, poder avanzar en el desarrollo de nuevos fármacos analgésicos que sean útiles para tratar a las personas que lo sufren”.
Y es que, como apunta el investigador de la UGR, “nuestro trabajo demuestra que no todos los analgésicos sirven para tratar todos los tipos de dolor, y debemos seguir avanzando en esta línea de investigación”. Este trabajo también ha puesto de manifiesto la necesidad de realizar colaboraciones con equipos multidisciplinares y la industria en el desarrollo de nuevos analgésicos.