IM MÉDICO #66.2 ESPECIAL ITS

13 Tal como informaba la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de 2023, cada día que pasa en el planeta, más de un millón de personas contraen una enfermedad de transmisión sexual (ETS). Se trata de un problema de Salud pública global agravado por el hecho de que muchas infecciones surgidas por contacto sexual no presentan síntomas y no dan opción a un diagnóstico, lo que resulta de la mayor gravedad a efectos epidemiológicos por favorecer la transmisión de la infección. Ya sea debido a infecciones que llevan a enfermedades de entidad como la sífilis, la gonorrea o la clamidia, o por culpa de virus causantes de VIH, herpes virus, VPH, hepatitis B, hongos u otros parásitos, no hay tiempo que perder ni en los dispositivos preventivos para las revisiones médicas ni en las consultas. Además de atender a la aparición de heridas o ulceraciones grandes o pequeñas en la anatomía genital o anal de los dos sexos, se requiere confirmar, si existen molestias en la zona, inflamación, picores o secreciones no habituales, con posibilidad además de que surja el malestar general o la fiebre. Escenarios en los que el especialista sabe actuar con un arsenal dotado con antibióticos y antivirales a los que se suma una prevención activa con vacunas y distintos tipos de profilaxis. Siempre desde la premisa de que hay que actuar antes y después de cada posible infección por contacto sexual, cuyas repercusiones pueden ir en ocasiones más allá de tratar el episodio agudo y sin límite temporal como ocurre, por ejemplo, con la infertilidad. Riesgo de infertilidad Durante el último día mundial de la lucha contra el Sida, que se celebró el pasado primero de diciembre, se puso el acento en que las enfermedades de transmisión sexual pueden ser causa de infertilidad posterior, además de todos los perjuicios que causan. Al ser dicha infertilidad una de las posibles complicaciones de cada ITS ignorada o deficientemente tratada para cualquiera de los dos sexos. Un fenómeno que afecta especialmente a la población joven, si se tiene en cuenta que el 70% de los casos de esa incapacidad para procrear se confirma en personas situadas entre los 15 y los 39 años de edad, fundamentalmente debido a ITS causantes de clamidia, gonorrea y VIH. Por amenazas latentes en toda la tipología de las prácticas sexuales que dan opción a contagio por patógenos como la Chlamydia tracomatis (clamidia), la Neisseria gonorrhoeae (gonorrea), el Micoplasma hominis (micoplasma), la Ureaplasma urealyticum (ureaplasma), la Treponema pallidum (sífilis), el virus del herpes, los virus de los papilomas humanos (VPH), los virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y el Tricomonas vaginalis (tricomoniasis), junto a otros. Sin dejar de tener presente que también existe el riesgo del contagio durante embarazo o el parto, cuantificado en España en 160.000 personas. En la mujer tal infertilidad puede venir de la enfermedad inflamatoria pélvica (EPI) en casos de clamidia o gonorrea, según explicación del doctor Martín Vallejo, ginecólogo de la clínica de fertilidad Ginemed de Valencia. Al ser la infección que afecta a los órganos pélvicos como son los ovarios, las trompas de Falopio y el útero, dándose la mayor casuística en las trompas. Son expresión de EPI la inflamación crónica de las trompas o salpingitis; la obstrucción de las trompas de Falopio o acumulación de líquido, denominada hidrosalpinx; y la inflamación crónica del endometrio o endometritis crónica. De igual forma, y ante las complicaciones más graves, la reversibilidad puede venir del tratamiento quirúrgico. Respecto al varón, las ETS más comunes también son la clamidia y la gonorrea. La inflamación se produce en testículo, próstata y epidídimo, en coincidencia o no estas dos últimas. Siendo el epidídimo el espacio donde maduran los espermatozoides previamente a la eyaculación y posible la afectación a esta función. A pesar de que una de cada dos ETS en hombres son asintomáticas, si se dan muchos casos en los que producen secreción de pus por la uretra, ardor al orinar y dolor. Lo que orgánicamente produce inflamación testicular (orquitis), prostatitis y epididimitis. Junto a la alteración de la producción de espermatozoides (espermatogénesis) durante su fase de génesis y maduración, así como el bloqueo de los conductos seminales.

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