IM MÉDICO #49

FARMACIA HOSPITALARIA im MÉDICO | 49 86 clínica electrónica, presentóunvalor de soloun37,5%. Asimismo, destaca el bajonivel de implantaciónde la verificaciónde la iden- tidad del paciente antes de la administración de la medicación, cuya puntuación media fue de 3,8 ± 3,9 para un valor máximo de 16 (23,8%). Es igualmente baja la puntuación que evalúa si los SMI disponen de farmacéuticos que estén integrados en los equipos asisten- ciales y revisan lamedicación y desempeñan actividades clínicas, con unamedia alcanzada en este criterio de 23,11 sobre un valor máximo posible de 74 (31,2%). En este apartado, en lo referente a la disponibilidad de un farma- céutico asignado al servicio que esté integrado en el equipo, el estudio da una puntuación de 5,80 ± 5,27 para un valor máximo de 16 (36,3%), similar (de 5,40 ± 5,69, es decir, 33,8%), al que muestra el ítem que hace referencia a la necesidad de que los farmacéuticos revisen las prescripciones de los pacientes ingre- sados en el SMI, antes de que se inicien los tratamientos. Aún más baja es la disponibilidad de un farmacéutico de presencia física en el hospital las 24 horas del día para resolver consultas o incidencias, con un porcentaje de solo un 22,5%. Respecto a la estandarización, almacenamiento y distribución de los medicamentos, una categoría que estudia las soluciones intravenosas, las concentraciones, las dosis y los tiempos de ad- ministración de los medicamentos estén estandarizados en los servicios, así comoque losmedicamentos sedispensende forma segura y estén disponibles para su administración dentro de los plazos de tiempo apropiados para satisfacer las necesidades de los pacientes, los expertos hallaron una puntuación media de 57,23 sobre un máximo de 132, lo que supone un nivel de implantación del 43,4%. Asimismo, varios ítems relativos a medicamentos de alto riesgo presentaron las puntuaciones más bajas. Es el caso del referente al almacenamiento de viales o ampollas de concentrados de electrolitos en cantidades limitadas y separados de otros medi- camentos (11,7%), con otras medidas de seguridad adicionales, que no cabe duda es una de las prácticas más emblemáticas en seguridad de medicamentos. También el ítem sobre el almace- namientode los bloqueantes neuromusculares (29,4%), así como el que se refiere al doble chequeo en la administración (18%) y sobre la preparaciónpor el servicio de farmacia de las soluciones intravenosas de los medicamentos de alto riesgo (25,3%). Educación del paciente Es interesante, igualmente, el análisis que hace el documento sobre si se educa a los pacientes o familiares para que se incor- poren como miembros activos en su atención. Los hospitales queparticiparonenel estudio alcanzaronunapuntuaciónmedia relativamente alta, de 9,6 sobre los 14 puntos que era posible obtener en este criterio (68,6%). No obstante, el ítem 131 pre- sentó un grado de implantación del 37,5%, que indica que al ingreso en los SMI no siempre se informa a los pacientes o a sus familiares sobre la conveniencia de que pregunten cualquier duda sobre los medicamentos. En cambio, el referente a que los profesionales sanitarios aclaran y resuelven por completo todas las dudas o preguntas de los pacientes o familiares sobre los medicamentos que recibe el paciente, mostró casi un 92%sobre el valor máximo posible. En resumidas cuentas, aunque se observaron diferencias en el grado de implantación de diversas prácticas entre los servicios, la información recogidaha reveladoquehay tambiénnumerosas prácticas seguras efectivas de eficacia probada cuya implanta- ción es baja o muy escasa en nuestro país. Según María José Otero , jefa del Servicio de Farmacia del Hospital Universitario de Salamanc a, directora del ISMP-España y coordinadora del estudio porpartede laSEFH, “entreestasprácticasdestacan la incorporación de nuevas tecnologías, particularmente el código de barras en la administración, cuya incorporación es anecdótica, pero también la disponibilidad de sistemas de prescripción electrónica integrados y de sistemas de soportea ladecisiónclínica, odebombas de infusión inteligentes, que resulta claramente insuficiente. Los datos indican que la incorporacióndel farmacéuticoclínicoa los equiposmultidis- ciplinares de intensivos esmuy baja, cuando la evidencia avala que conello se reducen los errores, los eventos adversos y lamortalidad”. Los autores del artículo resaltan que, según su experiencia, “con este tipo de estudios que se basan en la utilización de herramientas de autoevaluación, pensamos que la realización del estudio ha promovido la utilización del cuestionario y, con ello, que los profe- sionales revisen sus procesos y debatan sobre las prácticas seguras deutilizacióndemedicamentos en sus servicios, loque endefinitiva les estimula a emprender medidas de mejora en los centros”. Competencia y formación del personal Otro elemento que obtuvo un valor muy bajo, el se- gundo de todo los del cuestionario, es el que incluye 10 ítems dirigidos a evaluar si los profesionales sanita- rios reciben formación inicial y continuada sobre pre- vención de errores de medicación y sobre uso seguro de los medicamentos (33,2%). Es más, todos los ítems alcanzaron valores porcentuales inferiores al 50%, lo que pone de manifiesto el d é ficit en la implantación de estas iniciativas en los hospitales de nuestro país. Sin ir más lejos, las cifras reflejan la falta de forma - ción sobre errores y prácticas de seguridad en los pro- cesos de acogida de profesionales, con un valor de solo un 23,1%. Por otro lado, el ítem 127, que contempla que los profesionales sanitarios estén formados en los procedimientos clínicos y administrativos para res- ponder ante un error grave de medicación, es el que obtuvo el porcentaje más alto (48,3%). Varios ítems relativos a medica- mentos de alto riesgo presentaron las puntuaciones más bajas del informe

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