IM MÉDICO #45

im MÉDICO | 45 19 El objetivode este estudio es comprender cómo la pandemia del Covid-19 ha impactado en las personas con enfermedad crónica o síntomas cronificados, tanto durante el confinamiento como tras el fin del primer estado de alarma, de modo que se puedan concretar propuestas demejora de la atención sanitaria pública. Paraello, sehacontadocon388participantesque tienenalmenos undiagnósticode enfermedado síntoma crónico, recopilando la información a partir de un cuestionario online. El perfil del participante durante la segunda fase corresponde a una persona con enfermedad cardiaca (22%), VIH, (12,1%), ar- trosis (11,9%), deficiencia de hierro (10,5%), enfermedadmental (9%) y diabetes (7%). El 50,1%de los pacientes encuestados eran pluripatológicos. Respecto a las variables sociodemográficas, la personaparticipante cuenta conunamediade edadde 52,9 años y vive acompañada (83,3%). Una de cada seis personas, mayo- ritariamente mujeres, necesita ayuda de un familiar o cuidador informal para poder realizar algunas actividades básicas de la vida diaria, el 28,2% tiene reconocido legalmente un grado de discapacidad y el 39,6% de las personas es miembro (socio y/o voluntario) de una organización de pacientes. Atención sanitaria El 13,6% de las personas participantes en la encuesta pre- sentaron algún tipo de síntoma relacionado con el Covid-19. Aproximadamente dos de cada tres pacientes que presentaron síntomas fueron mujeres. Una vez detectados esos síntomas, uno de cada cinco participantes acudió o contactó telefóni- camente con su centro de atención primaria de referencia o acudió a urgencias. Otros optaron por consultar información por Internet, en una organización de pacientes, en la farmacia o en centros de medicina privada. De todas las personas participantes en la encuesta que pre- sentaron síntomas sospechosos de Covid-19, al 81,1% se le realizó la prueba diagnóstica para detectar la presencia de enfermedad por infección del virus, dando positivo 58,5%. Sólo un 0,3% fue hospitalizado sin ingreso en la UCI, y el 22,7%de los participantes obtuvieron un resultado negativo. A un 18,3%de aquellos que presentaron síntomas no se les realizó la prueba diagnóstica. Si nos fijamos ahora en el lugar donde los pacientes pudieron recoger su tratamientoprescrito, aproximadamente tres de cada cuatro personas (77,1%) lo hicieron en la farmacia comunitaria, mientras que el 7,4% tenía que acudir a la farmacia hospitalaria o al hospital de día, y una de cada seis personas utilizaba ambas opciones. Si bien durante la primera ola existía un porcentaje de casos, en torno al 5%, en los que la farmacia hospitalaria entre- gaba a domicilio lamedicación, en la segunda ola prácticamente no se da esta opción, y en cambio es la farmacia comunitaria, voluntarios o bien organizaciones de pacientes quienes más entregan a domicilio. En cuanto a las dificultades para conseguir el tratamiento farmacológico, en la primera ola este inconve- niente afectó al 80% de los participantes en la encuesta, y sin embargo en la segunda ola este dato bajó al 25,2%. También disminuyó el número de pacientes que no acude a la farmacia por miedo al contagio. La percepción de soledad por parte de los pacientes fue superior una vez finalizado el primer estado de alarma en 13 puntos porcentuales Por lo que se refiere a la adherencia al tratamiento, tras finalizar el primer estado de alarma el 21,2% de los encuestados afirmó que olvidaba a veces tomar su medicación, el 10,1% decidió no tomar el tratamiento a veces, e incluso llegaron a quedarse sin medicación. Las mujeres fueron más olvidadizas en ese sentido, y también las que más veces se quedaron sin tratamiento. Al comparar los resultados de ambas olas se observa un crecimiento en la segunda en cuanto a personas que decidieron a veces no tomar sumedicación. Además, sóloel 53,3%de lospacienteshapodidocontinuar su tra- tamiento en centros ambulatorios y hospitalarios connormalidad desde la finalización del primer estado de alarma, mientras que el 44,3% ha sufrido algún cambio, una mayor separación de citas o el aplazamiento hasta nueva orden. Un 89% de los participantes tuvieron consultas en centros sanitarios tras la finalización del primer estado de alarma, y apenas en un 15%de los casos fueron consultas presenciales, mientras que en el 44,5% fueron mixtas y el 27,5% fueron telefónicas o telemáticas. Si nos fijamos ahora en los síntomas relativos a su enfermedad, el 62,9% de los participantes en la encuesta presentó síntomas durante el periodo analizado. El 36,2% lo comunicó al personal sanitario de manera telemática, mientras que el 10,3% acudió al centro sanitario y un 9,8% decidió desplazarse al servicio de urgencias. Una vez finalizado el confinamiento, sólo el 6,3% de los encuestados ingresó en un centro hospitalario a causa de sintomatología propia de su enfermedad, de los cuales el 95,5% fueron mujeres. Asimismo, la percepción del estado de salud propio tras finalizar el primer estado de alarma ha empeorado considerablemente, siendo así que el doble de los encuestados percibió su salud como regular omala, hastaun44,6%. Engeneral el sexo femenino percibe mucho peor su salud. En esta segunda fase del estudio destaca una evolución positi- va en el seguimiento por parte de los profesionales sanitarios del estado de salud y anímico de los pacientes con respecto a la primera ola, en la que más de la mitad de la muestra no fue contactada por ningún agente sanitario. Durante la segunda ola destaca especialmente el caso de Atención Primaria. Impacto laboral y económico Por lo que se refiere a los ingresos con los que cuenta el hogar de lospacientesenelmomentoderealizar lasegunda fasedel estudio, se observa una reducción del número de hogares con ingresos mensuales inferiores a 1.000 euros, aunque sí es destacable que

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=