El proyecto, pionero en el Estado e impulsado en colaboración con Roche Diagnostics, ahorra a los pacientes visitas al Hospital.
El Hospital Universitario Vall d’Hebron es el primero del Estado en poner en marcha un programa de autocontrol de la medicación anticoagulante, Sintrom, en niños. Se trata de una iniciativa impulsada conjuntamente por el Servicio de Cardiología Pediátrica y la Unidad de Hemostasia y Trombosis del Servicio de Hematología para ...
El Hospital Universitario Vall d’Hebron es el primero del Estado en poner en marcha un programa de autocontrol de la medicación anticoagulante, Sintrom, en niños. Se trata de una iniciativa impulsada conjuntamente por el Servicio de Cardiología Pediátrica y la Unidad de Hemostasia y Trombosis del Servicio de Hematología para que los pequeños y sus familias puedan seguir el plan de medicación en casa, sin necesidad de visitar el Hospital. Se trata de pacientes intervenidos del corazón que llevan válvulas mecánicas o que sufren otras patologías que hacen necesario tomar medicamentos anticoagulantes.
El proyecto es una iniciativa de la Dra. Dimpna Calila Albert, cardióloga del Servicio de Cardiología Pediátrica y coordinadora médica de trasplante infantil, y la jefa de la Unidad de Hemostasia y Trombosis, Dra. Amparo Santamaría. Ha sido posible gracias a la colaboración de la empresa Roche Diagnostics, que ha facilitado todo el material necesario.
Este programa pionero que, como explica la Dra. Santamaría, “nadie ha puesto en marcha antes en España” en pacientes pediátricos, permite a las familias ahorrase visitas al Hospital. Pasan de ir al centro “2 o 3 veces al mes” a hacerlo “cada 3 meses” en un primer momento, y cada 6 meses más adelante. Se trata de “hacer fácil lo que antes era insoportable”, asegura la responsable de la Unidad de Hemostasia y Trombosis de Vall d’Hebron, que apunta que es el “primer programa abierto a todos los niños” que, a la vez, “facilita el manejo a los niños y a las familias”.
La iniciativa, muy similar a otras aplicadas en el control de los niveles de glucemia en niños diabéticos, se puso en marcha el pasado mes de marzo y ya ha superado la primera fase, con una veintena de familias formadas. En este período se les ha educado en la utilización del material y les tablas necesarias para la dosificación de la medicación. Se trata de jornadas de formación de 2 o 3 horas. Cuando ya conocen las pautas necesarias, se certifica que los padres y las madres son expertos y se puede empezar el tratamiento en casa, siempre bajo supervisión y con un teléfono de contacto para cualquier contingencia. A la par, se ha seguido un proceso de educación entre el personal médico y de enfermería. La intención de las promotoras de la iniciativa es incorporar cuatro pacientes más cada año.
La Dra. Dimpna Calila Albert ha explicado que la puesta en marcha del programa de autocontrol del Sintrom en niños ha sido posible gracias a “todo un equipo multidisciplinario”, en el cual han participado profesionales de los servicios de Cardiología, Pediatría y de la Unidad de Hemostasia, a parte de la colaboración de la Dirección Asistencial de Vall d’Hebron. La Dra. Albert no duda en calificar de “todo un éxito” los primeros resultados a pesar de que los pacientes que se benefician de este son “casos complicados”, con patologías de larga duración y sin alternativa a esta medicación anticoagulante.
En programas puestos en marcha con adultos en Francia y Alemania se ha demostrado que el autocontrol de la medicación anticoagulante es la mejor vía para mantener a los pacientes en el blanco terapéutico, es decir, dentro del rango ideal de anticoagulante. Este hecho ayuda a la reducción de la posibilidad de trombosis o sangrado, ya que permite ajustar la dosis necesaria en cada momento. En el caso de los menores, hay que añadir la dificultad que significan los cambios morfológicos que viven durante la etapa de crecimiento, hecho que obliga a hacer un seguimiento constante en el hospital. Gracias a esta iniciativa, se evita esta molestia y se mejora la calidad de vida de los pacientes, ya que se consigue un mejor control, que limita el riesgo de formación de trombos o de sangrados. De hecho, se constata una disminución de las visitas a urgencias y de los ingresos hospitalarios. Como explica la Dra. Santamaría “el coste-beneficio neto” de la iniciativa “no presenta ninguna duda”.