Ser miope es, entre otras cosas, tener más probabilidad de padecer diferentes patologías oculares que pueden conducir, si no se tratan a tiempo, a una ceguera irreversible, en el caso más extremo. En cuanto entramos en el mundo de la miopía, empiezan a aparecer términos que dan respeto, como maculopatías miópicas, ...
Ser miope es, entre otras cosas, tener más probabilidad de padecer diferentes patologías oculares que pueden conducir, si no se tratan a tiempo, a una ceguera irreversible, en el caso más extremo.
En cuanto entramos en el mundo de la miopía, empiezan a aparecer términos que dan respeto, como maculopatías miópicas, roturas regmatógenas de retina, degeneraciones en empalizada o Lattice, atrofias peripapilares, papilas oblicuas… Y por ello, podemos afirmar con tanta seguridad que cada dioptría cuenta, porque cuanto mayor sea la graduación del usuario miope, mayor es el riesgo de padecer dichas enfermedades.
Y si el riesgo ha estado presente siempre, ¿por qué ahora tanto interés? Porque según las predicciones, se espera que para 2050 la mitad de la población mundial sea miope. Pero no solo eso, sino que un alto porcentaje de esa población padecerá alta miopía1. 2050 parece lejano aún, pero lanzando una pregunta al aire, ¿a qué velocidad se os han pasado las dos últimas décadas de vuestra vida? 30 años nos separan de ese momento, parece mucho, pero en realidad la fecha está más cerca de lo que parece.
Analizando la actualidad, cada vez existen más casos de miopía en nuestro territorio. Hoy, 1 de cada 5 niños entre 5 y 7 años es miope en España2. ¿Quién de nosotros no ha registrado, en la práctica diaria, un mayor número de pacientes miopes con un inicio además temprano o ha registrado un mayor número de pacientes miopes con altas graduaciones?
Afortunadamente, tenemos soluciones en nuestras manos. Actualmente, hay multitud de métodos para manejar la miopía y así ayudar a preservar la salud ocular y la calidad visual de nuestros pacientes. De esa manera, al aumentar de forma ralentizada la graduación por el uso de estos dispositivos, si en un futuro el paciente desease someterse a un procedimiento de cirugía refractiva, ésta presentará menos riesgo. Hoy en día, tenemos a nuestra disposición soluciones en forma de fármacos, en forma de lentes de contacto y en forma de lentes oftálmicas para gafa de desenfoque periférico. Ya había lentes oftálmicas para manejar la miopía como los bifocales prismáticos o las lentes progresivas de baja adición, pero éstas no consiguen una eficacia tan alta como la de las lentes oftálmicas de desenfoque periférico especialmente diseñadas para controlar la progresión de la miopía.
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