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Logran reparar, por primera vez, una malformación en el cerebro de un feto desde el útero materno

La malformación de la vena de Galeno se puede observar con mayor frecuencia en una ecografía prenatal y se diagnostica definitivamente mediante resonancia magnética durante el segundo o tercer trimestre del embarazo.

08/05/2023

Investigadores del del Brigham and Women´s Hospital y el Boston Children´s Hospital (EEUU) han logrado, por primera vez, en el mundo repara con éxito una malformación vascular potencialmente mortal, conocida como malformación de la vena de Galeno, en la profundidad del cerebro de un feto de 34 semanas y 2 ...

Investigadores del del Brigham and Women´s Hospital y el Boston Children´s Hospital (EEUU) han logrado, por primera vez, en el mundo repara con éxito una malformación vascular potencialmente mortal, conocida como malformación de la vena de Galeno, en la profundidad del cerebro de un feto de 34 semanas y 2 días de edad gestacional desde el útero materno, evitando síntomas potencialmente fatales después del parto.

La malformación de la vena de Galeno es una afección prenatal rara en la que las arterias que llevan sangre de alto flujo y alta presión al cerebro desde el corazón se conectan directamente con una de las principales venas colectoras profundas en la base del cerebro, en lugar de a capilares que son necesarios para disminuir el flujo de sangre y llevar oxígeno al tejido cerebral circundante. Debido a los cambios en la fisiología vascular del bebé durante y después del proceso de nacimiento, el alto flujo de la malformación tiene un efecto aún más grave en el corazón y el cerebro después del nacimiento, ejerciendo una enorme presión sobre el corazón y los pulmones del recién nacido.

Dicha malformación se puede observar con mayor frecuencia en una ecografía prenatal y se diagnostica definitivamente mediante resonancia magnética durante el segundo o tercer trimestre del embarazo.

Presente en uno de cada 60.000 nacimientos

Se estima que la malformación de la vena de Galeno (VOGM por sus siglas en inglés), que es considerada la malformación cerebral vascular congénita más común, ocurre en uno de cada 60.000 embarazos. El estándar de atención actual para la VOGM es el tratamiento después del nacimiento con embolización, un procedimiento basado en un catéter para cerrar las conexiones directas de la arteria a la vena en la malformación y bloquear el exceso de flujo de sangre al cerebro y al corazón.

Sin embargo, la embolización en sí es de alto riesgo y no siempre logra revertir la insuficiencia cardíaca. Además, es posible que ya se haya producido un daño cerebral grave, lo que puede provocar discapacidades cognitivas de por vida y condiciones potencialmente mortales para el bebé, o incluso la muerte.

Intervención de gran impacto

"En nuestro ensayo clínico estamos utilizando la embolización transuterina guiada por ecografía para tratar la malformación de la vena de Galeno antes del nacimiento y, en nuestro primer caso tratado, pudimos comprobar que el declive agresivo que generalmente se observa después del nacimiento simplemente no apareció", expuso el autor principal del estudio, el Dr. Darren B. Orbach, codirector del Centro de Intervenciones y Cirugía Cerebrovascular del Boston Children´s Hospital y profesor asociado de radiología en el Escuela Médica de Harvard.

El procedimiento ideado por el equipo de intervención fetal del Boston Children´s Hospital y el Brigham and Women´s Hospital, cuyos resultados se han publicado en ´Stroke´ , la revista de la American Stroke Association, una división de la American Heart Association (AHA por sus siglas en inglés), "puede tener un gran impacto en un grupo específico de pacientes diagnosticados con malformación de la vena de Galeno", explicó el Dr. Gary M. Satou, director de ecocardiografía pediátrica del UCLA Mattel Children´s Hospital y codirector del Programa de Cardiología Fetal de UCLA .

Desde su nacimiento, el bebé intervenido no ha requerido medicación para tratar la insuficiencia cardíaca ni cirugía posnatal para tratar la malformación. Los ecocardiogramas repetidos después del nacimiento mostraron una marcada mejora en el gasto cardíaco, y las resonancias magnéticas cerebrales no mostraron lesión cerebral y un examen neurológico normal.

"No obstante, será necesario realizar y seguir varios de estos casos fetales para establecer un patrón claro de mejora en los resultados neurológicos y cardiovasculares", indicó Satou. "Por lo tanto, el ensayo clínico nacional será crucial para lograr datos adecuados y, con suerte, resultados exitosos".

El procedimiento no estuvo exento de limitaciones, recordó, por su parte, el Dr. Colin P. Derdeyn, radiólogo neurointervencionista de University of Iowa Health Care que realiza embolizaciones de VOGM en recién nacidos y que no participó en el estudio.

"El avance clave aquí es intervenir antes de que los eventos fisiológicos del nacimiento puedan causar una insuficiencia cardíaca potencialmente mortal. Hay advertencias; un caso exitoso no es suficiente experiencia para concluir que los riesgos de este procedimiento valen los beneficios. Los problemas de seguridad pueden surgir en procedimientos futuros, y este enfoque a través de las venas puede no tener un éxito constante en la prevención de la insuficiencia cardíaca. El procedimiento descrito aquí está diseñado para reducir el flujo a través de la malformación y no para curarla", agregó Derdeyn.

"Los cambios hemodinámicos positivos que observaron en el útero y después del nacimiento (reducción del flujo, reducción del tamaño de la vena de drenaje, inversión del flujo inverso anormal en la aorta) son realmente alentadores. Este es un trabajo pionero que se está haciendo de una manera muy cuidadosa y responsable", concluyó Derdeyn.

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