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Un estudio desmiente que la morfina reduzca la disnea grave de larga duración en personas con EPOC

Los profesionales sanitarios tratan a los pacientes con opioides como la morfina para aliviar los síntomas, pero no hay pruebas de que esto ayude en los casos de disnea crónica grave.

24/11/2022

A veces, los profesionales sanitarios tratan a los pacientes con opioides como la morfina para aliviar los síntomas, pero no hay pruebas de que esto ayude en los casos de disnea crónica grave. Un estudio aleatorio de fase 3 realizado por investigadores suecos y australianos ha concluido ahora que la ...

A veces, los profesionales sanitarios tratan a los pacientes con opioides como la morfina para aliviar los síntomas, pero no hay pruebas de que esto ayude en los casos de disnea crónica grave. Un estudio aleatorio de fase 3 realizado por investigadores suecos y australianos ha concluido ahora que la morfina no reduce la disnea más grave.

La falta de aire a largo plazo es una causa común de sufrimiento continuo que a menudo se produce con enfermedades graves avanzadas y al final de la vida. La EPOC puede causar disnea al dañar los pulmones y las vías respiratorias, y para los enfermos graves con disnea grave de larga duración, la actividad física suele ser un reto.

"Muchas personas viven con falta de aire. Es angustioso que no exista un tratamiento mejor, pero según los resultados que hemos visto, no podemos recomendar en general la administración de morfina a las personas con disnea crónica", ha afirmado Magnus Ekström, investigador de Medicina Paliativa y Medicina Pulmonar de la Universidad de Lund (Suecia).

En su trabajo, publicado en la revista científica ´JAMA´, los investigadores incluyeron a 156 pacientes, cada uno de ellos durante tres semanas, con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que padecían disnea grave de larga duración.

En la primera semana, los participantes fueron distribuidos aleatoriamente en tres grupos, dos a dosis bajas regulares de morfina una vez al día (8 miligramos diarios o 16 miligramos diarios), y un tercer grupo de control que recibió un placebo.

Durante las dos semanas siguientes, los participantes fueron aleatorizados para recibir 8 miligramos adicionales de morfina o placebo, además del tratamiento anterior. Esto se hizo para investigar la eficacia del tratamiento y el riesgo de efectos secundarios derivados de un aumento de la dosis de morfina. El tratamiento era "doble ciego", lo que significa que los participantes y quienes los trataban no sabían qué tratamiento recibía cada grupo.

"Dada la prevalencia de la disnea de larga duración en todo el mundo, es crucial que encontremos formas que reduzcan de forma segura y predecible el sufrimiento que esto provoca en las personas, a menudo durante años", ha detallado David Currow, médico especialista en medicina paliativa de la Universidad de Wollongong (Australia).

A continuación, los investigadores compararon los grupos para ver cómo calificaban su experiencia de falta de aire. Con la ayuda de sensores de movimiento, los investigadores también midieron la actividad física de los participantes durante el estudio.

"Algunos probablemente esperaban que el estudio mostrara que la morfina regular en dosis bajas podría permitir a las personas ser más activas físicamente. Desgraciadamente, en todos los participantes no vimos esto. No vimos ninguna mejora en cuanto a la peor disnea que experimentaban los participantes", ha apuntado Ekström.

Según el investigador, el uso de dosis bajas regulares de morfina para la disnea grave de larga duración no debería utilizarse de forma generalizada en la asistencia sanitaria como tratamiento para los grupos que experimentan una disnea crónica que limita la actividad.

"Sin embargo, el estudio no debe interpretarse como que la morfina no proporciona ningún alivio a los pacientes con disnea grave en reposo, o en cuidados paliativos al final de la vida. No investigamos eso en el estudio. En la mayoría de los casos, nuestros pacientes no tenían dificultad para respirar en reposo. La experiencia clínica demuestra que al final de la vida y en situaciones de crisis, el tratamiento con morfina puede ayudar", ha remachado Ekström.

El siguiente paso será investigar con más detalle si determinados grupos responden mejor a la morfina, así como cuáles tienen mayor riesgo de sufrir efectos secundarios.

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