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Magistral lección Antonio Raichs sobre linfoma difuso de células grandes

El doctor Armando López Guillermo, discípulo de Ciril Rozman en el hospital Clínic, ha recibido este reconocimiento durante los congresos de SEHH y SETH y ha esbozado el futuro de los tratamientos señalando los anticuerpos monoclonales como la “gran esperanza”.

07/10/2022

Si la lección conmemorativa a Ciril Rozman de este jueves la protagonizó Pierre Fenaux, la que estaba prevista este viernes en homenaje a Antonio Raichs, ha servido para reconocer al hematólogo que fue discípulo de Rozman en la unidad de Hematología del Hospital Clínic de Barcelona, Armando López Guillermo, durante ...

Si la lección conmemorativa a Ciril Rozman de este jueves la protagonizó Pierre Fenaux, la que estaba prevista este viernes en homenaje a Antonio Raichs, ha servido para reconocer al hematólogo que fue discípulo de Rozman en la unidad de Hematología del Hospital Clínic de Barcelona, Armando López Guillermo, durante la celebración, en la ciudad condal, del LXIV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y el XXXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH).

`Nuevas perspectivas en el diagnóstico y tratamiento del linfoma difuso de células grandes´ ha bautizado la clase magistral que el también profesor de la Universidad de Barcelona (UB), ha impartido ante un auditorio lleno. En base a su experiencia, ha señalado que la situación actual en cuanto al tratamiento de esta enfermedad se puede mejorar en tres aspectos: en los diagnósticos, en los pronósticos y en las nuevas estrategias terapéuticas.

Sobre el diagnóstico, ante un perfil heterogéneo (diversas posibles causas) que puede detectarse en la célula de origen; por doble `hit´ (afecta a dos genes, MYC y BCL2 o BCL6, siendo los linfomas con peor pronóstico); o mediante expresión génica, se llegó gracias a esta última técnica, a los que tenían peor pronóstico.

Sin duda, el gen BCL2 merece un capítulo aparte: son "especiales", ha señalado el hematólogo, ya que llegan a ser heterogéneos entre sí y, en cualquier caso, el doble `hit´ se relaciona con BCL2, "pasando a la historia" BCL6 ("de momento", ha sido cauto).

Para López, no hay que perder de vista el perfil mutacional del linfoma difuso de células grandes, que "aporta una información muy relevante sobre la biología, pronóstico y tratamiento" de esta enfermedad. "Muchos de estos genes pueden ser dianas terapéuticas para el futuro", ha justificado.

En cuanto a los fármacos que podrían funcionar, ha querido sacar a colación un estudio realizado en China cuya metodología se basa en un perfil genético posterior al R-CHOP (tratamiento de quimioterapia combinada), para después administrar el inhibidor Ibrutinib. Según las conclusiones del estudio, el grupo de pacientes con R-CHOP tuvieron peor pronóstico y los que solo recibieron el tratamiento inhibidor, mejoraron. "Si se confirma así, podría ser el futuro", ha valorado.

El pronóstico de esta enfermedad se puede mejorar, ha expuesto, con la inclusión de datos biológicos a los índices, con el fin de conseguir un valor predictivo de respuesta. En estos, importa determinar la robustez de los factores pronósticos. "Nosotros confirmamos la importancia pronóstica de DP88, con mutaciones detectadas en NOTCH y TP53", cuyos casos se registraron como "fracaso terapéutico precoz" debido a la celeridad de la recaída.

La tercera herramienta de los tratamientos tiene que ver con las estrategias terapéuticas, centradas sobre todo en las terapias diana "mucho más efectivas" que los métodos convencionales. A pesar de todo, uno de ellos (R-CHOP) sigue siendo el estándar de referencia, a falta de tratamientos innovadores con mejores resultados.

De ahí que se investigue con mejorías en distintos tratamientos: reducir el plazo de administración de dosis de R-CHOP (de tres a dos semanas, con buenas evidencias); el mantenimiento; acompañarlo de anticuerpos monoclonales o de IMID y moléculas pequeñas. En este último caso, el uso de Polatuzumbab-R-CHP se ha convertido en el "nuevo estándar de tratamiento" tras la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés).

"Yo diría que en grupos de pacientes de más riesgo tendría sentido usar este tratamiento para que tengan menos recaída", ha reflexionado, mientras que, para pacientes con recaída, la opción pasa por quimioterapia basada en platino. En caso de respuesta, valorar el autotrasplante.

CAR-T y anticuerpos monoclonales

Si bien se combinan tratamientos ya aprobados, disponibles y con la suficiente evidencia científica, las nuevas terapias que se plantean pueden cambiar el paradigma del linfoma difuso de células grandes. "Donde más éxito ha habido es en inmunoterapia: CAR-T", registrando cifras de mejora de la supervivencia global (SG) "sustanciales, sin que sean la panacea". Y, con todo, López ha recordado que "hay que tener en cuenta que la mitad de los pacientes que reciban CAR-T van a fracasar". Pero han mejorado el pronóstico, y no tardará mucho en llegar la autorización por parte de las agencias reguladoras como indicación formal para su uso.

Pero también están los distintos anticuerpos monoclonales, los cuales podrían ser muy útiles en determinados casos. Tienen mucha heterogeneidad, ya que se pueden administrar desnudos (un solo fármaco); conjugados, como Polatuzumab-R-Benda o Loncastuximab (conjugado), que "tiene el visto bueno de la EMA".

A ellos se añaden los anticuerpos bi-específicos: "la gran esperanza", ha anunciado, porque las tasas de respuesta en pacientes con monoterapia "son realmente alucinantes". Hasta el 71% ha demostrado una respuesta global; el 64%, una respuesta completa. Eso sí, en fases 1 y 2, por lo que quedará saber cómo evolucionan.

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La importancia del equipo profesional

López, tanto al comienzo como al final de su ponencia, ha agradecido a sus colegas presentes (estando como coordinadores del acto Ramón García Sanz, presidente de la SEHH, y Dolores Caballero Barrigón, presidenta del Comité Científico de la SEHH) y a su equipo del Clínic (tanto a sus maestros, Rozman, Francisco Cervantes o Fernando Cabanillas, entre otros), lo aprendido durante todos estos años.

Y no ha dudado en dirigirse al futuro de la hematología española, sobre quien se deposita todo el peso de la sociedad para seguir siendo una disciplina puntera en el mundo.

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Fotos: Ariadna Garcés (SEHH-SETH)

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