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Solo un tercio de los pacientes de muy alto riesgo cardiovascular están correctamente controlados

Las nuevas terapias orales para pacientes no son el futuro, son ya el presente

29/10/2021

Las nuevas terapias orales para pacientes no son el futuro, son ya el presente. Así lo han puesto de manifiesto los especialistas durante el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular. En el caso de Juan Cosín, jefe de Sección del Servicio de Cardiología del Hospital Arnau de Vilanova (Valencia), presenta ...

Las nuevas terapias orales para pacientes no son el futuro, son ya el presente. Así lo han puesto de manifiesto los especialistas durante el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular. En el caso de Juan Cosín, jefe de Sección del Servicio de Cardiología del Hospital Arnau de Vilanova (Valencia), presenta un estudio conjunto de la SEC y la Sociedad Española de Arteriosclerosis que quiere dibujar el mapa de la dislipemia en España.

Se trata de un "estudio descriptivo, transversal y multicéntrico basado en reuniones locales que hacemos en cada uno de las 140 áreas sanitarias del país. En cada una de esas reuniones hay tres componentes: médicos de familia, cardiología y medicina interna o endocrinología". Por ahora han extraído datos cualitativos de los primeros 89 centros, haciéndose una idea de cómo están manejando la dislipemia en su área sanitaria, tanto a nivel global como a nivel personal.

"Hemos reclutado, por el momento datos de 2.520 pacientes. La realidad es que el grado de control del paciente de alto riesgo es preocupante; por debajo de 70, solo tenemos un 20%. Estos son los pacientes que van a tener un infarto. Por lo tanto, si queremos evitarlo, tenemos que actuar especialmente", remarca.

En resumidas cuentas, señala Cosín, "controlamos mal a nuestros pacientes de muy alto riesgo, menos de un tercio. Dentro de esos de muy alto riesgo mal controlados la mayoría está en una zona gris, es decir, entre 55 y 100".

Pero a la vez cree que hay motivos para el optimismo. "Pensamos que hacemos muy bien las cosas, pero al final no es así. Esto nos tiene que llevar a darnos cuenta de eso y evitar la inercia. Además, vamos a tener Ácido Bempedoico dentro de poco, y esto nos va a ayudar a cubrir esta zona gris".

Sobre esa nueva terapia profundiza Leopoldo Pérez de Isla, jefe de la Unidad de la Imagen Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Explica que el Ácido Bempedoico "es una molécula que actúa sobre una enzima, la ATP Nitrato Liana. Es algo muy parecido, pero muy diferente a las terapias actuales: no es un fármaco, sino un pro-fármaco".

Dentro del organismo, apunta, "no hace absolutamente nada; es cuando se mete en el hepatocito cuando encuentra la enzima y se convierte en el fármaco activo". Es decir, "se activa principalmente en el hígado y un aumento del receptor de LDL provoca un crecimiento de la captación de partículas del LDL. No se activa en el músculo esquelético, por lo tanto, no va a producir efectos secundarios. Así pues, muy parecido en el efecto y muy diferente en conseguir ese efecto".

En cuanto a la eficacia, según los estudios, "disminuye entre un 20 y un 30% el colesterol LDL; una reducción muy significativa". "Y cuando lo combinaos con atorvastatin de 20 mg y ezetimibe somos capaces de reducirlo más de un 60%. A nivel antiinflamatorio, con combinación, redujimos la proteina c reactiva mucho más que con monoterapia: un 31, 9%", agrega el doctor. También es seguro, pues, como indica Pérez, "tenemos muchos pacientes incluidos dentro de diferentes estudios que han demostrado una tolerancia muy buena".

Cambiando de tercio, Regina Dalmau González-Gallarza, cardióloga del Hospital Universitario La Paz de Madrid comenta su punto de vista acera de las estrategias de prevención rehabilitación cardiaca y continuidad asistencial. En este sentido, "tenemos una arsenal terapéutico que nos ofrece muchas posibilidades en el control lipídico, pero seguimos estando muy lejos de los objetivos".

La cardiopatía isquémica, por su alta prevalencia, "es uno de las patologías en las que más sentido tiene hablar de ruta asistencial. A raíz de tener un evento agudo, el paciente se va a convertir a la fuerza en paciente crónico. Y el hecho de que se mantenga estable o tenga episodios recurrentes va a depender un poco de lo que se haga en toda esa ruta asistencial. Con lo cual, el engranaje tiene que ser lo mejor posible", manifiesta.

Dentro de esa transición del paciente agudo al paciente crónico "hay un momento especialmente sensible donde se acumulan más eventos recurrentes, que son los primeros meses del evento agudo". Además, agrega Dalmau, "es una ventana de oportunidad, porque es cuando el paciente está más motivado. Si ahí ponemos toda la carne en el asador, dejando su perfil de riesgo y su perfil de vida más ajustados, tenemos ya mucho ganado".

Dentro de esta ruta del paciente con síndrome coronario, "el papel de la rehabilitación cardiaca es incuestionable para dejar los deberes bien hechos. Son programas multicomponentes y multidisciplinares que van a favorecer esa consolidación de los objetivos de control de los factores de riesgo en ese periodo en el que el paciente está más receptivo a cuidarse", expone.

Por otro lado, resalta que a lo largo de la vida del paciente va a tener un papel fundamental Atención Primaria, porque son los especialistas con los que tiene contacto repetido. Por eso, "debemos tener una comunicación muy ágil con ellos, pues el paciente puede pasar por periodos de inestabilidad o requerir terapias avanzadas a las que los médicos de primaria no tienen acceso".

"Nos enfrentamos a varios retos", reflexiona por último. "Por un lado, el de la cronicidad. Este paciente tiene que tener su perfil de riesgo y su estilo de vida corregido de forma duradera. Y por otro, el de la prevención, que será vital para evitar esos eventos recurrentes".

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