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Cerca de la mitad de los contagiados por Covid-19, relacionados con la figura de ´súper-contagiadores´

La investigación liderada por Federico Martinón y Antonio Salas analizó cerca de 5000 genomas del coronavirus, que en términos de código genético del virus suponen aproximadamente 150 millones de letras.

21/05/2020

El grupo de investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) de Santiago de Compostela, liderado por el genetista y Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), Dr. Antonio Salas Ellacuriaga y el Jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago ...

El grupo de investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) de Santiago de Compostela, liderado por el genetista y Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), Dr. Antonio Salas Ellacuriaga y el Jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y Profesor de Pediatría de la USC, el Dr. Federico Martinón Torres, revelan por primera vez la existencia y la importancia de los super-contagiadores a nivel mundial en la gran pandemia Covid-19.

En un artículo adelantado como preprint en bioRxiv, los investigadores analizan miles de genomas del coronavirus SARS-CoV-2 causantes de la Covid-19. El análisis ha abordado el estudio del genoma desde distintos ángulos y aporta importantes novedades en cuanto a la variabilidad genética del coronavirus causante de la Covid-19.

En palabras de Antonio Salas, "teníamos claro que para entender lo que estaba ocurriendo en esta pandemia primero debíamos hacer una reconstrucción adecuada del proceso evolutivo que dio lugar al virus y sus distintas versiones actuales; un árbol filogenético que relaciona todos los genomas de una manera precisa y que es el pilar fundamental sobre el que bascula casi todo lo demás". Según los autores, esta sería la primera vez que se utilizan los principios de máxima parsimonia para identificar las mutaciones concretas que dieron lugar a las distintas cepas del virus, "se trataba de aprovechar toda nuestra experiencia en el campo de la evolución genómica y llevarla al terreno del SARS-CoV-2".

Digerir toda la información de la que han sido capaces de analizar estos investigadores y en un período de tiempo tan breve no ha sido nada fácil. Según Federico Martinón, "es la naturaleza multidisciplinar de nuestro grupo y nuestra formación en el ámbito de la infectómica lo que nos ha permitido enfrentarnos a un proyecto de estas dimensiones". El grupo de investigación ha analizado casi 5000 genomas del coronavirus, que en términos de código genético del virus suponen aproximadamente 150 millones de letras. Con todo, la principal complicación del trabajo no ha sido la cantidad de información con la que han tenido que lidiar, ya que este grupo acostumbra a manejar este volumen de datos que requieren un gran esfuerzo bioinformático. El problema computacional viene de la mano de otros análisis más propios de la genética evolutiva y para los que se necesitan días para obtener resultados que luego hay que digerir e interpretar.

Además del trabajo taxonómico realizado con los genomas del coronavirus, el hallazgo más sorprendente y novedoso de este estudio es demostrar la existencia y el impacto en la pandemia de personas super-contagiadoras en la Covid-19. Hasta el momento, la figura del super-contagiador se había discutido en los medios y desde un punto de vista epidemiológico, pero estos investigadores han conseguido revelar pruebas de su existencia. Según refiere Salas, "hemos detectado docenas de genomas del coronavirus que obedecen indudablemente al comportamiento de super-contagiadores; son los responsables directos de entre un tercio y la mitad de todos los contagios en el mundo". En algunos lugares han dado lugar a lo que los genetistas denominan técnicamente como efectos fundadores locales, que se han traducido en brote epidémicos locales o nacionales. Martinón indica que "este concepto de super-contagiadores, solo se puede entender con la combinación de esos genotipos específicos del virus con personas concretas de características concretas, de ahí la importancia de analizar las infecciones desde todas las perspectivas ómicas, lo que llamamos infectómica." Este trabajo es solo una parte de un proyecto mucho más ambicioso denominado GEN-COVID (www.gencovid.es), una apuesta coral del Hospital Clínico Universitario de Santiago en la investigación frente a la Covid-19 a través de la infectómica y dirigida por estos investigadores; un proyecto que integra genómica, transcriptómica, epigenómica, proteómica, e inmunología. "Trabajamos sin descanso, gracias a la financiación europea a través de macro-proyectos colaborativos, pero con más recursos aún podremos ir más deprisa, ya que la búsqueda de fondos ocupa una parte importante de nuestro tiempo".

En palabras del Dr. Salas, "este es un paso fundamental para entender el proceso de dispersión del virus; y nos será de gran utilidad para tratar de prever y prevenir futuros brotes y pandemias, ya sea de coronavirus u otros patógenos con potencial igualmente letal o incluso superior". Salas añade que, "el escenario en España es un tanto particular en el contexto del continente; en nuestro país entraron las primeras cepas del virus que afectaron a casi toda Europa, pero a mayores, recibimos una cepa asiática que apenas entró en ningún otro país europeo; un super-contagiador perteneciente al linaje B3a".

El estudio adelantado hoy a la comunidad científica discute temas de gran notoriedad en los medios. Por un lado, los investigadores afirman que la variabilidad genética del coronavirus se corresponde a lo esperado por un proceso evolutivo natural; los datos no son compatibles con manipulaciones de laboratorio, basadas exclusivamente en teorías `conspiracionistas´ sin argumento científico. Usando simulaciones teóricas que se alimentan de la variabilidad genómica observada en el coronavirus, el trabajo sitúa de manera precisa el origen evolutivo más reciente de todas las cepas actuales no antes de noviembre de 2019. Finalmente, el trabajo sugiere la posibilidad de que en la primera onda epidémica asiática pudieron existir muchos más casos que los reportados por las autoridades sanitarias.

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