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"Nos equivocamos al hacer 6 hospitales de golpe en Madrid"

Con la distancia que da el tiempo, y tras haber sido director general de hospitales en la Comunidad de Madrid, el doctor Antonio Burgueño hace balance de su paso por la política sanitaria autonómica, lapso acotado en su carrera directiva y asistencial.

06/11/2015

Considerado como el inspirador del Modelo Alzira (Hospital La Ribera, Alzira, Valencia) de concesión privada, Antonio Burgueño salió de la escena madrileña cuando asumió la Consejería de Sanidad el doctor Francisco Javier Rodríguez. Previamente, Burgueño estuvo en el equipo que planificó la privatización de la gestión de 6 hospitales inaugurados ...

Considerado como el inspirador del Modelo Alzira (Hospital La Ribera, Alzira, Valencia) de concesión privada, Antonio Burgueño salió de la escena madrileña cuando asumió la Consejería de Sanidad el doctor Francisco Javier Rodríguez. Previamente, Burgueño estuvo en el equipo que planificó la privatización de la gestión de 6 hospitales inaugurados en 2008, la externalización de la gestión de 27 centros de salud, la reconversión del Hospital de La Princesa en centro para mayores de 75 años y la transformación del Hospital Carlos III en hospital de media y larga estancia. Fueron años que transcurrieron entre su nombramiento en 2008 y su cese en 2014, en los que la escena sanitaria madrileña estuvo especialmente agitada. Ahora toda, sin embargo volver la vista atrás y reconocer las luces y las sombras que tuvo el periodo.

Si algo distingue a Antonio Burgueño es su autodenominación como “médico de pueblo”, actividad a la que dedico buena parte de su carrera. Tras haber cruzado con su maletín comarcas castellanas de punta a punta y con 500 partos a sus espaldas, Burgueño también desarrolló una importante trayectoria directiva y consultora en firmas como Adeslas y Hospitales de Madrid HM, antes de poner en marcha el complejo Alzira, como ejemplo de colaboración público-privada. Experiencia que posteriormente aplicó en la Comunidad de Madrid en el Hospital de Valdemoro. En el presente, el epílogo de la etapa Burgueño está teniendo lugar en el Hospital de Villalba cuya gestión privada (IDC Salud-Quirón), o reversión a pública está en el centro del debate político regional.

Recientemente, Burgueño ha evocado sus inicios en el mundo de la salud como mancebo de Farmacia, tiempos en los que tomaba prestada la bicicleta al médico de su pueblo. O cuando, ya como facultativo, le tocó atender a los afectados por el aceite de colza en Casarubias del Monte (Toledo), localidad donde se fabricó el producto de la intoxicación, siendo su foco más importante de la epidemia. O cuando colaboró en los 23 tomos del Informe Abril Martorell que fueron presentados al ministro de Sanidad Julián García Vargas, monumento al pensamiento sanitario de gestión que siempre es citado y nunca puesto en práctica.

Hablando de colaboración público-privada, Burgueño recordó que la concesión de servicios públicos data del siglo XIX en España. Según explicó, en el terreno de la Medicina, desde Obama a la Bolivia de Evo Morales, el Estado sabe que debe comprometer a toda la sociedad en su Medicina, fundamentalmente debido a unos adelantos técnicos y científicos cada vez de mayor coste. Según Burgueño, el mejor sistema sanitario es el de Australia por ser mixto público-privado, consolidado tras una crisis económica comparable a la que sigue sufriendo España. Este último país en el que, se lamentó, los hospitales son hechos por políticos en lugar de por la sociedad civil, como ocurre en el resto de las naciones. Para acercarse a esa filosofía, el proyecto Alzira buscó integrar la atención desde Primaria al hospital. Pero la experiencia se vio afectada por los condicionantes políticos y porque tuvo que abreviar su planificación, aspecto que le obligó a recuperar las inversiones a los 4 años de su puesta en marcha. En cuanto a Madrid, Burgueño estimó que fue una “barbaridad” sacar a concesión privada 6 hospitales de una tacada, sobre todo, porque su equipo, con él a la cabeza, no fue capaz de demostrar la ventaja del proyecto concesional en relación al personal, ya que ni se logró que pudiera trabajar mejor ni que cobrara más por su trabajo.

Igualmente, lamentó también el veterano médico y gestor que no haya voluntad política de fortalecer el modelo de mutualismo administrativo representado por Muface, cuya situación actual en modo alguno se debe a la insatisfacción de sus usuarios, sino a su financiación insuficiente.

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