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El cáncer de cérvix se puede prevenir

La detección precoz y la prevención son fundamentales para su tratamiento, en el que hay herramientas eficaces como el test VPH y la nueva vacuna nonavalente, que puede disminuir la incidencia del virus en un 73% de los casos.

23/03/2018

El cáncer de cérvix o cuello uterino es una enfermedad prevenible. Lo sostiene la Sociedad Española de Oncologia Médica (SEOM), que desde febrero de 2013 trabaja en la campaña de comunicación "En oncología, cada avance se escribe con mayúsculas". Con motivo del Día Mundial de la Prevención del Cáncer de ...

El cáncer de cérvix o cuello uterino es una enfermedad prevenible. Lo sostiene la Sociedad Española de Oncologia Médica (SEOM), que desde febrero de 2013 trabaja en la campaña de comunicación "En oncología, cada avance se escribe con mayúsculas". Con motivo del Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, el SEOM ha presentado sus avances más significativos en esta enfermedad.

Su causa fundamental es la infección mediante alguno de los virus oncogénicos de la familia del virus del papiloma humano (VPH), es decir, una infección de transmisión sexual. Después de la infección y su cronificación, habitualmente hay una larga evolución hasta que aparece la lesión pre-maligna y el desarrollo del cáncer invasor. Por eso, la prevención y la detección precoz son las mejores armas para el tratamiento y la erradicación de este cáncer.

En la fase de detección precoz, un gran avance fue el test VPH; especialmente en países en vías de desarrollo, donde se ha probado que reduce la mortalidad de este tumor. Además, está previsto que el desarrollo de test VPH rápidos y la mejora de la especificidad optimicen esta técnica. Mientras tanto, en el diagnóstico precoz del cáncer de cérvix debe realizarse una citología y la determinación de VPH.

La cronificación de la infección por HPV es un problema epidemiológico muy serio. Más del 90% de los cánceres de cuello de útero están relacionados con la infección. También otros como los orofaríngeos (60%), el cáncer de pene (91%), el cáncer de vagina (75%) y el 69% de los cánceres de vulva.

Uno de los grandes avances científicos en la prevención primaria de este tumor es el desarrollo de vacunas frente al HPV. Aunque es cierto que las vacunas bivalentes y tetravalentes han demostrado que protegen ante el cáncer de cérvix relacionado con HPV en un 63% de los casos, se ha calculado que la nueva vacuna nonavalente reduciría la incidencia de este cáncer hasta en un 73%. Con este fin, se han realizado estudios para averiguar el impacto económico y epidemiológico del cambio de vacunación, y se ha probado que este cambio aportaría importantes beneficios en términos económicos y de salud.

Por otra parte, recientemente se ha publicado que la vacunación HPV ralentiza notablemente la evolución de la neoplasia intraepitelial de cérvix (CIN), un hecho relevante en el diseño de nuevas estrategias de screening para la población vacunada.

 

 

 

 

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