IM MÉDICO #56.2 ESPECIAL INMUNOLOGÍA

im MÉDICO | 56.2 25 proyectos comunes destinados a mejorar la calidad del trabajo en nuestro campo y favorecer la colaboración con especialistas clínicos del campo del trasplante y de las enfermedades asociado a la inmunogenética”, revela el especialista. Con la creación de este grupo, incide, “se pretendía facilitar la puesta en marcha de propuestas de trabajo en cualquier área relacionada con laHistocompatibilidad y el trasplante de órganos sólidos y de progenitores hematopoyéticos, y la identificación de problemas que puedan ser abordados conjuntamente en un ámbito de confianza, colaboración y apoyo mutuo”. Según cuenta Ontañón, “el propósito de todo ello es obtener resultados y buscar soluciones que sirvanpara elaborar recomendaciones cualificadas aplicables al trabajo en cualquier laboratorio de Histocompatibilidad e Inmunogenética”. Destacando la importancia del transplante “en la mejora de la calidad de vida de los pacientes y, enmuchos casos, sencillamente en hacerla posible”, explica la relación existente entre histocompatibilidad y el trasplante. “Cuando hablamos de histocompatibilidad, hablamos del grado de semejanza inmunológica entre los tejidos de individuos distintos”. Esta característica es debida a la presencia de un conjunto de moléculas, el Complejo Mayor de Histocompatibilidad, fundamentales para la respuesta inmunitaria y que presentan un alto grado de variabilidad (polimorfismo) entre los individuos de una población. “Este gran polimorfismo hace que sea muy improbable que dos individuos tenganexactamente lamismadotacióndeellas y esunacaracterística que condiciona enormemente el trasplante, ya que puede dar lugar a que un posible receptor reconozca como ajenos los tejidos u órganos procedentes de un donante y los rechace”, expone. Un siglo de evolución Históricamente, el conocimiento del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (Sistema HLA en humanos) y el progreso del trasplante de células progenitoras de sangre y órganos han ido íntimamente ligados. Así, prosigue el especialista, “el que fuera seguramente el principal reto quirúrgico, la anastomosis de los vasos sanguíneos, ya estaba resuelto desde principios del siglo XX y el rechazo se convirtió en el principal obstáculo a evitar en el progreso del trasplante”. En los años 30 y 40, se descubrió que el rechazo de los órganos o tejidos era un fenómeno inmunológico, relata, “pero hubo que esperar hasta los años 50 para el descubrimiento del Complejo Mayor de Histocompatibilidad”. De esa forma, “la comprensión de este sistema y el desarrollo de pruebas para evaluar la compatibilidad entre donante y receptor han sido clave para avanzar en el trasplante de órganos y para posibilitar el trasplante demédulade donantes no emparentados”. Asimismo, su importancia reside en que las moléculas de histocompatibilidad formanparte de los recursos del sistema inmune para defender al organismo de todo aquello que le es “extraño”, fundamentalmente del ataque de patógenos. Su función, detalla el inmunólogo, “es lapresentacióndeantígenos procedentesdeestospatógenos a los linfocitos y de ellodepende la activación de la respuesta inmune específica”. “La variabilidadde antígenos/moléculas de histocompatibilidad no es sino el reflejo de la enorme diversidady capacidadde cambio de los virus, bacterias, hongos, parásitos, etc. que pueden atacar a nuestro organismo. La relevanciadel sistemaHLA en el trasplante podríamos decir que es un ‘daño colateral’ derivado de su evolución y diversificación en atención a ese propósito de defensa”, añade. Respecto a los retos a los que se enfrenta esta rama de la inmunología, el doctor Ontañón apunta que “en cualquier campo de la ciencia la ampliación del conocimiento es un reto en sí mismo y a menudo grandes progresos derivan de 13.675 personas Este es el número personas que, hasta agosto de este año, se habían registrado como donantes de médula ósea en el REDMO (Registro Español de Donantes de Médula Ósea). El ritmo de incorporaciones al Registro es, por tanto, de 1.700 nuevos donantes cada mes o de 56 nuevos donantes cada día. El REDMO, gestionado por la Fundación Josep Carreras en coordinación con el Ministerio de Sanidad, a través de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), y las comunidades y ciudades autónomas, cuenta con un total de 462.163 donantes disponibles. De hecho, España se aproxima a los 500.000 donantes registrados, uno de los objetivos establecidos por el Plan Nacional de Médula Ósea (PNMO). Desde que se pusiera en marcha el PNMO en 2013, el número de donantes inscritos en nuestro país se ha multiplicado por cuatro. En la actualidad, el Registro Mundial de Donantes de Médula Ósea, que conforman todos los registros nacionales, cuenta con más de 40 millones de donantes y 800.000 unidades de sangre de cordón umbilical, entre los que se realizan las búsquedas internacionales para cualquier paciente que precisa un trasplante de progenitores hematopoyéticos y no cuenta con un donante emparentado. Actualmente, en el REDMO la media de edad de las personas inscritas es de 33 años y el 53% de los donantes que componen el registro son menores de 40 años. Por géneros, el 36% de los donantes registrados son varones y un 64% de mujeres. En cuanto a los trasplantes no emparentados realizados en España, en 2022 se mantiene la mejoría experimentada en 2021. De esta forma, en el periodo eneroagosto de este año, se han realizado 408 infusiones de progenitores hematopoyéticos, dato similar al de los ocho primeros meses de 2021, con 409 infusiones realizadas. Esto supone un incremento del 38% respecto a 2020 (295 infusiones de progenitores hematopoyéticos de enero a julio).

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