IM MÉDICO #75

7 En el año 2000 se le dio nombre a un concepto que ya se sabía desde hace más de un siglo: que la salud humana, la sanidad animal y la salud ambiental están interconectadas. ‘Una Sola Salud’ (One Health, en inglés) se define como “los esfuerzos de colaboración de múltiples disciplinas (personal médico, veterinario, investigador, etc.) que trabajan local, nacional y globalmente para lograr una salud óptima para las personas, los animales y nuestro medio ambiente”. La aparición del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, hizo patente la necesidad de reforzar este enfoque. “Intentar ahorrar dinero descuidando la protección del medio ambiente, la preparación para emergencias, los sistemas de salud, las infraestructuras de agua y saneamiento y las redes de protección social ha demostrado ser un falso ahorro, y la factura se está pagando ahora con creces”, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). Actualmente, se sabe, por ejemplo, que alrededor del 60 % de las enfermedades infecciosas emergentes que se registran en el mundo proceden de los animales, tanto salvajes como domésticos. En las últimas tres décadas se han detectado más de 30 nuevos agentes patógenos humanos, el 75 % de los cuales tiene su origen en animales. También conllevan un elevadísimo coste a pagar los problemas de salud pública que ya está causando el cambio climático a nivel mundial. La sequía en África oriental ha afectado a más de 10 millones de personas. Los huracanes en el sur de Estados Unidos han dejado cientos de muertos y miles de personas sin hogar. Los mosquitos están propagando el dengue en cantidades récord más allá de su área de distribución geográfica habitual. El informe del Foro Económico Mundial de enero de 2024, Cuantificación del Impacto del Cambio Climático en la Salud Humana, evaluó los impactos sanitarios y económicos de los fenómenos meteorológicos agravados por el calentamiento global, como inundaciones, sequías, tormentas tropicales y el aumento del nivel del mar. Dar un vuelco a las funestas previsiones Para 2050, se proyecta que estos impactos causarán 14,5 millones de muertes adicionales y costarán a la economía mundial 12,5 mil millones de dólares. Anualmente, las pérdidas son comparables al PIB de Singapur. Y a la postre, serán las poblaciones vulnerables, las menos responsables de la crisis climática, las que sufrirán las consecuencias más graves, principalmente en las economías menos desarrolladas. En este contexto tan preocupante, el Foro Económico Mundial, en colaboración con Oliver Wyman, ha publicado en enero del presente año 2025 el informe Healthcare in a Changing Climate: Investing in Resilient Solutions (‘Atención sanitaria en un clima cambiante: invertir en soluciones resilientes’), donde analiza las medidas que la economía mundial puede adoptar para mitigar estos impactos previstos. De acuerdo a todo lo analizado, una de las conclusiones clave confirma que, mediante la inversión en vacunas, medicamentos, dispositivos médicos, tecnología sanitaria y servicios climáticos, se podrían salvar 6,5 millones de vidas, reducir las pérdidas económicas mundiales en 5,8 mil millones de dólares y reducir en mil millones los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) acumulados. Pero, para ello, “el apoyo activo de los innovadores en ciencias de la vida será crucial, y la perspectiva de estos impactos positivos debería incentivar la colaboración entre los gobiernos, el mundo académico, la sociedad civil y el sector privado”, señalan los expertos. De hecho, la crisis climática exigirá una coordinación global a una escala aún mayor que la necesaria durante la pandemia. La investigación realizada para este informe concluye que se requerirán una serie de inversiones rápidas y focalizadas en I+D por un total de 65 mil millones de dólares durante al menos los próximos cinco años para mitigar los posibles desafíos relacionados con el clima. Esto representa menos del 5 % del gasto anual normal en I+D de la industria farmacéutica. Asimismo, para abordar eficazmente los impactos del cambio climático en la salud y la economía asociada, es esencial desarrollar mecanismos de financiación innovadores y marcos regulatorios globales armonizados que fomenten la inversión en soluciones sanitarias impulsadas por el clima. Algo que requerirá una acción coordinada

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