IM MÉDICO #75

51 La innovación tecnológica, el enfoque multidisciplinar y la personalización del tratamiento han transformado en los últimos años la práctica clínica en urología. Esta especialidad médico-quirúrgica se ocupa del estudio, diagnóstico y tratamiento de las patologías que afectan al aparato urinario, glándulas suprarrenales y retroperitoneo de ambos sexos, y el aparato reproductor masculino. Tres (próstata, vejiga y riñón) de los siete tumores más frecuentes son urológicos. Repasamos las principales novedades en prevención, detección y tratamiento de las patologías urológicas más relevantes, con especial atención al papel creciente de la cirugía robótica. En lo que a prevención se refiere, el enfoque actual no se limita a la detección precoz.“La prevención en urología ha dejado de ser sinónimo de cribado universal. Ahora trabajamos desde un enfoque de riesgo individualizado”, según el Dr. José Medina Polo, urólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Se apuesta por identificar factores de riesgo modificables y por implementar estrategias poblacionales de cribado selectivo. En el caso del cáncer de próstata, el más frecuente entre los varones en muchos países como España, las guías más recientes de la Asociación Europea de Urología (EAU) recomiendan un cribado personalizado basado en el riesgo individual. Se estima que uno de cada ocho hombres desarrollará la enfermedad a lo largo de su vida, con una edad media de diagnóstico de 75 años y un 90 % de los casos en mayores de 65 años. El uso del PSA (antígeno prostático específico) se ha refinado y ahora se combina con herramientas como el índice de salud prostática (PHI), la densidad del PSA y marcadores genéticos como el 4Kscore o el SelectMDx. De esta manera, se discrimina mejor qué pacientes deben someterse a una biopsia. Es decir, “el PSA sigue siendo útil; pero se complementa con marcadores como el PHI, el 4Kscore o la resonancia multiparamétrica, que facilitan tomar decisiones más ajustadas y reducir sobrediagnósticos”. La recomendación es comenzar a evaluar el riesgo prostático a partir de los 50 años, o antes si hay antecedentes familiares o factores de riesgo. Por otro lado, en patologías como la litiasis urinaria, cada vez se incide más en la modificación de hábitos dietéticos e hidratación, así como en estudios metabólicos en pacientes con recurrencias, para prevenir la formación de nuevos cálculos. En el ámbito de las infecciones urinarias, especialmente en pacientes con comorbilidades o sondajes prolongados, se ha avanzado en programas de prevención antibiótica individualizada y en el uso de probióticos y vacunas orales para reducir las recurrencias, especialmente en mujeres. La urología oncológica está ganando terreno en la especialidad, un campo que ha experimentado avances significativos en los últimos años. Su auge presenta una parte importante de la actividad de los urólogos. Los cánceres de vejiga y de riñón, tal y como indicó el Dr. Mario Álvarez-Maestro, vocal de Actividades Científicas de la Asociación Española de Urología (AEU), en su LXXXVII Congreso Nacional, habitualmente, suelen ser más agresivos que el de próstata. Mientras, los tumores de testículo y de pene son más infrecuentes, y se suelen coger a tiempo cuando se diagnostican. Allí, destacó la importancia del “abordaje multidisciplinar” de la urología oncológica de los tumores. Diagnóstico El diagnóstico en urología, al igual que otros campos de esta especialidad, se ha beneficiado enormemente del desarrollo tecnológico, especialmente en imagen médica. La resonancia magnética multiparamétrica (RMmp) se ha consolidado como herramienta esencial para el diagnóstico y estadificación del cáncer de próstata. Facilita localizar con alta precisión lesiones sospechosas, optimizando la indicación de biopsias y el uso de técnicas de biopsia por fusión, que mejoran la sensibilidad diagnóstica respecto a la biopsia transrectal estándar. La biopsia por fusión, que combina RMmp y ecografía, permite alcanzar lesiones ocultas con una precisión muy superior a las técnicas clásicas. En tumores renales, la caracterización mediante TC multidetector y la RM funcional ayudan a diferenciar con mayor exactitud masas renales benignas de malignas y a planificar la cirugía conservadora cuando es posible.

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