IM MÉDICO #75

29 los principales problemas es la sintomatología derivada de la alteración del sueño. Estas pausas respiratorias provocan microdespertares —en su mayoría inconscientes— que interrumpen el ciclo normal del sueño. Como consecuencia, este se vuelve fragmentado y de mala calidad, afectando significativamente el descanso del paciente.” Al no dormir bien, tales pacientes tienen una somnolencia que puede ser leve, muy grave o invalidante, y también otros síntomas como alteraciones de la memoria, de la capacidad de concentración, del estado de humor e, incluso, irritabilidad, entre otros. “De alguna manera, todas las consecuencias de no dormir bien que alguna vez todos hemos experimentado, pero que ellos tienen de manera crónica”, comenta. La otra dimensión del problema es que, al tener estos despertares, el sueño pierde su función reparadora. El organismo no logra un descanso efectivo y permanece en un estado de activación fisiológica. Esta alteración, sumada a las desaturaciones de oxígeno que acompañan a las apneas, incrementa significativamente el riesgo cardiovascular del paciente. Asimismo, destaca la experta, la AOS es una enfermedad muy frecuente, cuya incidencia está aumentando. Los estudios más recientes sobre la prevalencia del síndrome de apnea del sueño en la población general señalan cifras notablemente elevadas: hasta un 22 % en mujeres y un 27 % en hombres, cuando se considera únicamente el índice de apneas por hora como criterio diagnóstico. “Sin embargo, cuando se añade, además, que haya sintomatología, los porcentajes descienden, aunque siguen siendo altos: en torno a un 6 % en hombres, y un 4 % en mujeres. Cifras que podrían ser incluso mayores”, apunta. Según Monasterio Ponsa, el aumento de los casos de AOS está estrechamente vinculado al contexto actual de pandemia de obesidad. A medida que la prevalencia de la obesidad crece, también lo hace, de forma paralela, la incidencia de la AOS, dada la estrecha relación entre ambas. Con la mirada en las mujeres Tradicionalmente, se ha considerado la AOS como un trastorno que afecta, sobre todo, a los hombres, aunque recientes estudios han evidenciado que también tiene un importante impacto en las mujeres. Así, los estudios que se habían realizado hasta hace poco estaban basados en cohortes con un predominio de los hombres de mediana edad o mayores, por lo que no reflejaban adecuadamente la complejidad y diversidad de cómo se manifiesta la AOS en mujeres. Ahora, un reciente estudio, publicado en Sleep Medicine y llevado a cabo por el Servicio de Neumología del Hospital Universitario de Bellvitge, miembros del IDIBELL e investigadores de la SOCA, ha analizado una extensa cohorte exclusivamente femenina de 1.886 pacientes con AOS. “Actualmente contamos con herramientas de análisis basadas en Big Data, que permiten estudiar múltiples variables en cohortes amplias de pacientes. En uno de estos estudios, nos centramos en los síntomas y comorbilidades en una muestra de casi 2.000 mujeres”, explica la experta, quien remarca que, hasta la fecha, la representación femenina en este tipo de investigaciones ha sido históricamente muy limitada. El análisis permitió concluir que, en las mujeres, la AOS no se manifiesta de forma homogénea. Por el contrario, se identificaron cuatro fenotipos clínicos diferenciados, lo que pone de relieve la heterogeneidad en la presentación de la enfermedad en población femenina. En nuestra población, el grupo más frecuente fue aquel con sintomatología típica, similar al patrón observado en varones. Se trata de mujeres con una apnea del sueño bastante grave, que presentan todos los síntomas clásicos de la enfermedad, incluida una somnolencia diurna marcada e incapacitante. Además, se identificaron otros fenotipos, ya descritos en estudios previos realizados tanto en poblaciones masculinas como mixtas. En este caso, se trata de mujeres de mayor edad, con una apnea del sueño de gran severidad y una importante afectación cardiovascular, pero con una sintomatología clínica escasa o incluso ausente. Otro grupo está conformado por mujeres más jóvenes, sin enfermedad cardiovascular y con escasa o nula sintomatología. Finalmente, el cuarto grupo corresponde a aquel que tradicionalmente se ha considerado el patrón clínico más frecuente en mujeres: pa- “LA APNEA OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO ES UNA ENFERMEDAD MUY FRECUENTE CUYA PREVALENCIA ESTÁ AUMENTANDO”

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