71 La situación de falta de pediatras de Atención Primaria se ha hecho “crónica”. Así lo denunció la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) durante la presentación del 21º Congreso de la sociedad, celebrado a finales de febrero. Los pediatras de AP ponen de manifiesto que, en la actualidad, ninguna comunidad garantiza a los niños, niñas y adolescentes el derecho a contar con un pediatra que le atienda en su centro de salud. Si se comparan los datos de plazas de pediatría de AP, casi todas las CC AA están ahora peor que en 2018. Si se extrapolan los datos de población de 14 años y menos, más de 1,9 millones de menores estarían sin un pediatra de AP de referencia en su centro de salud. Esta cifra es superior a la obtenida en 2018 en 360.000 menores. Lejos de buscar fórmulas para paliar este déficit, “los gobiernos autonómicos lo han empeorado aumentando a un ritmo cada vez mayor la creación de plazas para pediatras en hospitales, mientras dejan estancadas las de primaria”, en palabras del presidente de la AEPap, Pedro Gorrotxategi, quien apunta que las plazas de sus homólogos en los hospitales han crecido en un 36 %, el triple que las de AP. La comparativa respecto a los datos de 2018 también deja ver que entonces había un 26 % de las plazas sin especialista asignado, lo que suponía un total de 1.729. Una revisión actualizada indica que han aumentado las necesidades de pediatras en pediatría de AP, hasta los 2.130, aproximadamente. “Esto indica que las administraciones han dejado que esta situación se cronifique en los centros de salud y, en lugar de adoptar medidas para mejorar, han volcado todos sus recursos en la atención hospitalaria. En otras palabras, que no les preocupa la pediatría de AP”, lamenta Gorrotxategi. ¿Más trastornos del espectro autista? Un alarmante infradiagnóstico Por otro lado, los pediatras del primer nivel asistencial analizaron durante el encuentro algunos de los asuntos de mayor actualidad para la salud de los menores. Entre los temas más destacados de la pediatría figuran los trastornos del espectro autista (TEA). Se trata de un diagnóstico cada vez más frecuente, como señaló Eva Ximénez, vocal de AEPap en Castilla-La Mancha. “Hemos querido tratar este asunto en nuestro congreso porque aún existe un importante infradiagnóstico, sobre todo en niñas, y es algo en lo que podemos tener un papel importante desde nuestras consultas de AP”, aseguró. De acuerdo con los especialistas, los trastornos emocionales están con frecuencia asociados al autismo, pasando inadvertidos y aumentando el riesgo de conductas suicidas y suicidio consumado. Además, no existe un tratamiento farmacológico para los síntomas nucleares de autismo y los tratamientos farmacológicos van dirigidos a tratar la comorbilidad. “La formación y sensibilización para identificar signos de alarma en los profesionales que trabajan con niños en edades tempranas (como somos los pediatras de AP, y también personal de escuelas infantiles) es esencial para sospechar el TEA en edades muy precoces, en el periodo crítico conocido como ‘ventana terapéutica’, que es un momento del neurodesarrollo en el cual la estimulación adecuada y dirigida va a tener más impacto sobre los niños con TEA y mejorar su pronóstico”, destacó Ximénez. Según la doctora, una menor edad de inicio de atención temprana se ha asociado con mayores avances en comunicación social, habilidades cognitivas, habilidades de adaptación y la reducción de la gravedad de los síntomas del TEA: “La rápida derivación a atención temprana ante signos de alarma, aunque no tengamos claro el diagnóstico, mejora el pronóstico”. Tal y como recoge la quinta edición revisada del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5-TR) de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría, los principales criterios de diagnóstico son, entre otros, deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social que se presentan en diferentes contextos, ya sea en la actualidad o en el pasado y presencia de patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidas y repetitivas. Además, los síntomas deben presentarse en el periodo del desarrollo temprano, aunque no siempre se presenten todos a la vez. En el caso de las niñas con buenas habilidades intelectuales y de lenguaje, existe un infradiagnóstico. El género femenino podría estar asociado a un autismo “más social e incluso desinhibido”, con intereses más sociales como, por ejemplo, en la moda o los
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