IM MÉDICO #74

27 mite una derivación más ágil y un abordaje integral desde el inicio del proceso asistencial”, defiende. Puntualiza que, cuando los pacientes llegan al dermatólogo, “muchas veces ya han acumulado años de malestar emocional, frustración por la falta de control de los síntomas y, en algunos casos, aislamiento social”. Por ello, “es crucial que los especialistas en dermatología integren en su práctica herramientas básicas de detección del malestar psicológico y cuenten con circuitos de derivación a psicología o psiquiatría cuando sea necesario”. Sostiene que “trastornos de ansiedad, depresión o trastornos adaptativos son frecuentes en estos pacientes y afectan significativamente su calidad de vida”. Insiste en que la atención psicológica es un aspecto primordial en el afrontamiento emocional de la enfermedad crónica dermatológica. Lo más común Ros Abarca, que es miembro del Grupo Español de Dermatología y Psiquiatría de la Academia Española de Dermatología (AEDV) y de la European Society of Dermatology and Psychiatry, detalla que los problemas psicológicos que conllevan las enfermedades dermatológicas más comunes incluyen trastornos de ansiedad, depresión, trastornos adaptativos, baja autoestima, fobia social y, en algunos casos, ideación suicida. Igualmente, ven en consulta dificultades en la imagen corporal, en las relaciones interpersonales y en la sexualidad, “con un fuerte impacto en la vida social y laboral”. “En cuanto a las patologías con mayor repercusión psicológica, destacan la psoriasis y la artritis psoriásica, la dermatitis atópica, la hidradenitis supurativa, la alopecia areata, la urticaria crónica y el vitíligo”, aclara. Advierte de que estas enfermedades pueden generar baja autoestima, un alto grado de estigma y rechazo social, además de síntomas tan limitantes como el dolor o prurito, que agravan el malestar emocional.“Los adolescentes y los adultos jóvenes son especialmente sensibles debido a la importancia que tiene la apariencia física en la construcción de su identidad y en sus relaciones sociales”. Del mismo modo, los pacientes con antecedentes de trastornos del estado de ánimo o ansiedad pueden presentar una mayor vulnerabilidad emocional ante el diagnóstico de la enfermedad dermatológica. Y aquellos con lesiones visibles, en zonas más íntimas (zona genital) o de zonas de difícil tratamiento, tienen un mayor riesgo de sufrir un impacto psicológico severo. Subraya que el deterioro de la calidad de vida es notable, afectando áreas como la vida laboral, académica, social y de pareja.“Muchos pacientes evitan actividades diarias como ir a la playa, hacer ejercicio o incluso situaciones sociales. Asimismo, la carga psicológica puede reducir la adherencia al tratamiento, bien por desesperanza, desmotivación o por la presencia de síntomas depresivos que afectan la toma de decisiones”, apunta. Afirma que “el acceso temprano a tratamientos innovadores, especialmente terapias biológicas y fármacos más eficaces, ha supuesto una mejora significativa en la percepción de la enfermedad y en el bienestar emocional del paciente”. Controlar los síntomas físicos de manera más eficaz impacta directamente en la reducción del estrés y la ansiedad, ya que reducen la indefensión aprendida que muchas veces siente el paciente cuando su enfermedad es de difícil control. Enfoques cada vez más integrales ¿Qué herramientas o estrategias psicológicas son más eficaces? Contesta que aquellas que incor-poran la terapia cognitivo-conductual (TCC), el mindfulness, las técnicas de reestructuración cog-nitiva para reducir pensamientos negativos sobre la imagen corporal y las estrategias de afronta-miento para mejorar la adaptación a la enfermedad. Matiza que “se ha visto que la terapia de aceptación y compromiso (ACT) ayuda a reducir la evitación social y a mejorar el bienestar emo-cional de nuestros pacientes”. En investigación, “se están explorando biomarcadores de inflamación y su relación con la salud mental, así como el impacto del eje piel-cerebro en enfermedades como la psoriasis y la dermatitis atópica”. Además, el desarrollo de intervenciones basadas en mindfulness y autoaceptación está demostrando “beneficios en la reducción del estrés y la ansiedad en estos pacientes y mejor manejo emocional de la enfermedad por su parte”. Con todo, “la psicodermatología ha evolucionado con enfoques cada vez más integrales”, se congratula Ros Abarca, quien razón que el abordaje multidisciplinar es clave para mejorar la “LA CARGA PSICOLÓGICA PUEDE REDUCIR LA ADHERENCIA AL TRATAMIENTO; POR DESESPERANZA, DESMOTIVACIÓN O SÍNTOMAS DEPRESIVOS” calidad de vida de los pacientes. “Un equipo ideal debería incluir dermatólogos, psicólogos, enfermería especializada, farmacéuticos y, en algunos casos, reumatólogos u otros especialistas según la enfermedad dermatológica”, asevera. El enfoque debe estructurarse desde la coordinación efectiva entre especialidades, facilitando la derivación temprana a psicología y fomentando la comunica-ción con el paciente para empoderarlo en el manejo de su enfermedad. A su juicio,“las redes sociales pueden ser una herramienta de apoyo o, por el contrario, un factor de estrés”. Por un lado, “facilitan que los pacientes compartan experiencias, puedan conectar con otros pacientes con su enfermedad, se sientan comprendidos y accedan a información sobre su patología”. Sin embargo,“pueden generar comparaciones poco realistas y reforzar estándares de belleza inalcanzables, pudiendo aumentar la insatisfacción corporal y la ansiedad social”. Por todo esto, “es importante que los profesionales sanitarios ayuden a los pacientes a gestionar de manera crítica el contenido que consumen en redes y promuevan el acceso a comunidades de apoyo positivo”. Por otro lado, Ros Abarca remarca la labor que las asociaciones de pacientes desempeñan en el apoyo emocional, la educación sobre la enfermedad y la creación de redes de apoyo: “Estas asociaciones no sólo ayudan a reducir el aislamiento y el estigma, sino que también pueden servir como puente entre los pacientes y los profesionales sanitarios, promoviendo un enfoque integral de la enfermedad”. +

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