IM MEDICO #65 ANUARIO 2023

77 superar con respecto a la implantación definitiva de la IA en la práctica clínica. Y es que, de acuerdo con el Dr. Revuelta, “es otro de los problemas a los que hacer frente porque, por lo general, la gente no está formada para el uso de la inteligencia artificial”. A su juicio,“en el momento en que el colectivo médico de diferentes especialidades empiece a creérselo y a entender que es una necesidad y que les puede aportar información muy importante, será el ‘boom’, y el punto de partida para que todo esto progrese”. De acuerdo con la prof. Armengol, “estas técnicas son útiles para resolver problemas, pero se requiere que la persona que las maneje tenga también un cierto espíritu crítico para determinar si el resultado puede ser correcto, factible o razonable”. Es por ello que la formación se vuelve necesaria para garantizar que los profesionales estén preparados para aprovechar al máximo esta herramienta tecnológica en beneficio de la atención médica. “En el caso de los médicos jóvenes que se están formando, todo son novedades y, por tanto, incorporarán estas técnicas en su período formativo sin ningún problema. Creo que es muy importante que empiecen a manejar ya dentro de los hospitales estas tecnologías, creando departamentos y un equipo multidisciplinar en el que también se incluyan expertos de otras profesiones”, desde el punto de vista del Dr. Revuelta. Sin embargo, el perfil profesional que más preocupa es el del profesional sénior, muchas veces involucrado en tareas docentes y el que, realmente, toma decisiones y traslada el uso de estas técnicas. “Si ese profesional no concede la importancia suficiente a las nuevas tecnologías, puede quitar cierto entusiasmo a sus residentes en el uso de las mismas”, en opinión de este especialista. “En medicina parece que solo se forman los jóvenes, sin embargo, convendría también formar adecuadamente a los médicos más séniors, tutores, docentes, profesores, para que se crean los beneficios de la inteligencia artificial aplicada a este campo. Y, a partir de ahí, pasar a elaborar planes formativos enfocados a estas nuevas tecnologías”, agrega. CHATGPT, ¿ES RECOMENDABLE EN MEDICINA? El creciente auge, al que asistimos, del ChatGPT ha situado a los modelos de lenguaje grandes (LLM) en el centro de la atención. “No obstante, su aplicabilidad en medicina, y para según qué funciones, aún requiere de esfuerzos adicionales en su evaluación, porque sobre la tarea de estructuración hay ya estudios que avalan una buena precisión en general, pero no significa necesariamente que tenga una traslación automática a su uso directo en el ámbito médico”, según el prof. Rodríguez. Es evidente que en el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial, como los LLM que respaldan al ChatGPT, los datos desempeñan un papel fundamental. Los avances actuales sugieren que, en el futuro, incluso aquellos datos que carecen actualmente de la calidad requerida o una estructura explotable podrán ser simplificados en el proceso. Desde el punto de vista del Dr. Revuelta, sin embargo, “el ChatGPT funciona esencialmente como un buscador, diseñado con el objetivo de recoger información”. El problema, bajo su criterio, es que “a diferencia de otros programas preparados para tareas específicas, en el caso del ChatGPT se ha enfocado para una función, pero nadie sabe por qué está haciendo eso, ni siquiera los que lo han creado”, al tiempo que advierte del riesgo de utilizarlo para diagnósticos médicos, considerándolo, incluso “inapropiado y peligroso”. Además, como remarca, en la misma línea, el prof. Dopazo, “algo muy importante a subrayar, al respecto, es que los instrumentos y software que se usen para diagnósticos médicos necesitan tener en Europa la certificación C, que avala que detrás hay una agencia y un control de calidad que garantizan que el sistema empleado dará buenos resultados”. Más inversión para avanzar La limitación de recursos económicos en el ámbito público no solo dificulta el avance de estas tecnologías, sino que también obstaculiza la transferencia efectiva de conocimientos al ámbito práctico. “La inversión nunca es suficiente. En nuestro caso nos nutrimos por proyectos europeos o españoles y competimos con otras áreas y con otros grupos. Se presenta un proyecto, hay unos evaluadores que estudian la viabilidad del mismo y la ayuda económica que se solicita. El punto flaco es que, si bien pueden aportar dinero, puede ser insuficiente para contratar al personal que tiene que participar en la investigación. En nuestro caso, becarios”, expone la prof. Armengol. Es inevitable ver cómo los grandes avances en estos campos están, en su mayoría, en manos privadas. “La necesidad de buscar financiación privada se presenta como una clara realidad para muchos investigadores, planteando interrogantes sobre la sostenibilidad y equidad en el acceso a recursos cruciales para el avance científico y médico”, según el prof Rodríguez. “No cabe duda -añade- de que los grandes desarrollos están en manos privadas, es una cuestión de capacidad de financiación y forma parte del problema de base que tiene España en cuanto a la financiación de la investigación”, señala, al respecto. “Si, además de la necesidad económica, no se dispone de un apoyo que permita también explotarlo en términos técnicos, lo cual no significa que no haya mecanismos sino que, ahora mismo, son muy complejos con financiación reducida, finalmente, hay que recurrir a la financiación privada”, concluye este experto. A MEDIDA QUE SE PERFECCIONAN LOS SISTEMAS, LA IA ENCUENTRA UN CRECIENTE NÚMERO DE APLICACIONES EN LA ATENCIÓN SANITARIA

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