IM MÉDICO #61

79 “Porque no se trata solo de curar al paciente, sino de darle calidad de vida”, añade el líder de un equipo que lleva realizando procedimientos desde 2002 y que cuenta en su conjunto con más de 4.000 laparoscopias. En este sentido, destaca cómo se ha pasado de curar a un paciente de su cáncer de próstata (que, si se detecta a tiempo, tiene una tasa de curación muy alta) pero que este tenga que llevar pañales o no vuelva a tener erecciones, a que tenga un buen resultado que le permita que en 15 días deje de llevarlos y, a las tres semanas, vuelva a tener erecciones. Además, el tiempo de ingreso en el postoperatorio para el 90% de las personas intervenidas se ha reducido a 48 horas. Incluso, comenta Tabernero, este plazo podría quedar en 24 horas, pero para tranquilidad del paciente en su caso prefiere mantenerlo otro día más en el hospital. Junto al cáncer de próstata, la cirugía robótica se está mostrando eficaz con las nefrectomías parciales y también se utiliza para cáncer de vejiga con cistectomías o cirugías reconstructivas como la pieloplastia, entre otros muchos procedimientos. El paradigma ha cambiado hasta tal punto que hoy, explica, si programa 30 cirugías en un mes, 28 ya son robóticas y dos, laparoscópicas. El robot Da Vinci requiere de un esfuerzo inversor por parte de los grupos hospitalarios. El Grupo HLA pertenece a la cooperativa de médicos Lavinia, que reinvierte todos sus beneficios en la mejora de su capacidad asistencial, lo que le ha permitido acometer la inversión de dos robots, uno en su hospital HLA Universitario Moncloa y el otro en el HLA El Ángel de Málaga. También añade que al gasto inicial le siguen otros como los de mantenimiento (que no varían si la máquina hace más o menos cirugías) o los fungibles (en este caso se cambian con cada paciente). Además, precisa que rentabilizarlo varía bastante de si el Da Vinci llega a un centro privado o a uno público. En los primeros, el coste de un procedimiento de cirugía robótica es considerable y no todos se lo pueden permitir; en los segundos, “automáticamente va a haber cientos de casos para operar”. No obstante, el futuro de estas máquinas no tiene vuelta atrás, según Tabernero: “Se está generalizando más rápido de lo que cabía esperar. Yo creo que el robot Da Vinci más pronto que tarde va a ser como cualquier otro utensilio del quirófano, como el bisturí eléctrico, nos guste o no nos guste. Da Vinci solo tiene una pega: que es caro”. Labor formativa España cuenta con alrededor de 120 de estas máquinas fabricadas por la compañía Abex. “Hace diez años había tres”, recuerda. Cree que, al ritmo que va, “dentro de nada va a haber 200 robots” en nuestro país, para lo que harán falta más profesionales experimentados en su uso. De ahí que, aparte del curso inicial que ofrece el fabricante, en centros como HLA Moncloa ya se ha convertido en una referencia en la formación de futuros cirujanos robóticos. En especial, destaca el curso de técnicas robóticas para el diagnóstico y tratamiento del cáncer de próstata (impartido por el propio Tabernero junto al doctor Jesús Cisneros), que reúne a especialistas en Urología de centros públicos y privados de todo el país para ampliar conocimientos sobre tratamientos quirúrgicos mediante las técnicas más pioneras en este campo. La edición de este año es en mayo y permitirá realizar una formación práctica y en directo de procedimientos como prostatectomía radical robótica o la biopsia con fusión de imágenes mediante Koelis, así como nuevos escenarios en cáncer de próstata avanzado. “Nuestras puertas están abiertas para todo el que quiera venir”, añade. De entre el catálogo formativo, también realizan cursos para grupos más reducidos, de alrededor de 20 profesionales tanto nacionales como internacionales. Respecto a la curva de aprendizaje, estima que en cirugía robótica puede situarse en los 50 casos, respecto a los entre 250 y 300 que exigían las laparoscopias. En cualquier caso, no le cabe duda de que “el robot Da Vinci te facilita muchísimo hacer la cirugía”, y se refiere a cómo permite hasta corregir el temblor que el cirujano puede tener a la hora de operar. En último lugar, Tabernero apela a que se dé la oportunidad de probar estos robots a los residentes. “Hay que formar a profesionales con proyección, que tengan todos los años del mundo por delante” y que este colectivo reciba “formación robótica en la residencia”. + “NO SE TRATA SOLO DE CURAR AL PACIENTE, SINO DE DARLE CALIDAD DE VIDA”

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