IM MÉDICO #61

75 Cardiovascular de la SEMG y médico de familia en el Centro de Salud Isla de Oza, del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), ya es hora de que AP vuelva a “tomar las riendas como le corresponde” por el sentido de la asistencia longitudinal que realiza, acompañando a la persona desde las primeras etapas y hasta el final de la vida. Aunque esta unión “no es un hito, pero sí algo muy importante”, continúa Vicente Pallarés, coordinador del Grupo de Trabajo de Hipertensión y enfermedad cardiovascular de SEMERGEN y responsable de la Unidad de Vigilancia de la Salud, Unión de Mutuas de Castellón, para perseguir una de las metas fundamentales, que no es otra que “generar esa educación a la ciudadanía”. En este sentido, Juan Carlos Obaya, coordinador del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de semFYC y médico de familia en el Centro de Salud Chopera del SERMAS, advierte de la importancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular, tanto “antes de que se desarrolle la enfermedad arterioesclerótica o cardiovascular en toda su extensión” como para quienes ya han padecido algún evento, en quienes es más importante si cabe este control. Y, por la posición que ocupa, AP “puede abordar toda esa historia natural” de la ECV, así como el abordaje en prevención primaria. Como garantes de una correcta salud en la población, la continuidad asistencial de los equipos de AP (médicos y enfermeras) es clave para la concienciación por parte de los pacientes. Entre otros motivos, para comprobar que se sigue una correcta adherencia a los tratamientos en cronicidad, donde es más probable que se abandone la opción terapéutica. “El problema de las enfermedades cardiovasculares es que no duelen y uno se encuentra bien”, apunta Pallarés. Más allá de la farmacológica, las sociedades científicas inciden en la importancia de fomentar unos hábitos de vida saludables e informar a los pacientes sobre su propia patología, el tratamiento que están tomando y por qué lo están utilizando, ya que “un paciente capacitado”, explica Egocheaga, va a ser más cumplidor con todos los aspectos que rodean a su enfermedad. Entre estos, tienen especial importancia los hábitos de vida, ya que “sin estos hasta el mejor de los fármacos va a perder eficacia”, recalca Obaya. En ese sentido, Pallarés señala cómo trabajan en eliminar la palabra dieta del vocabulario “porque lo es todo”, desde el ejercicio a la manera de vivir; los planes de alimentación; mantener el menor estrés posible; estabilizar hábitos y horarios (en especial los del sueño) o eliminar malos hábitos como el tabaco o el alcohol. Casi una de cada cuatro muertes en 2020 (120.000 defunciones) en nuestro país tuvo relación con enfermedades cardiovasculares (ECV). Este conjunto de patologías, con gran impacto para los sistemas sanitarios, y sus factores de riesgo son en gran parte prevenibles si se llevan unos hábitos de vida saludables (dieta sana o un correcto ejercicio son solo algunos de ellos) en los que los profesionales de los primeros niveles asistenciales, como los médicos de Atención Primaria (AP), cumplen un papel fundamental. Y tras centrar todos los esfuerzos durante largo tiempo a la pandemia de coronavirus, las tres principales sociedades de AP como son la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), emitieron a mediados de marzo un llamamiento a todo el colectivo en su conjunto, además de a sus colegas de atención hospitalaria, a los propios pacientes y a las administraciones sanitarias para que actúen en las carencias y obstáculos que persisten e impiden alcanzar un escenario óptimo en la prevención y promoción de la salud de la ciudadanía. Como destaca Isabel Egocheaga Cabello, responsable del Área del Conocimiento de

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