IM MÉDICO #58 ANUARIO 2022

im MÉDICO | 58 [ ANUARIO 2022 ] 63 personas tambiéndeclarahaber tomadoeste tipodemedicamentos, en línea con las cifras de lamayoría de los países europeos. De hecho, apunta también la especialista, “el 63% de la gente a nivel global afirma que se ha sentido estresada en el último año hasta tal puntodeafectarleencómovivensuvidadiaria,undatoquebajahasta el 33%en el caso de España”. En tanto, tres de cada diez personas a nivel mundial afirman haberse sentido deprimido y sin fuerzas en los últimosmeses. Sinembargo, “enEspañaesunodecadacinco los que dicen haberse sentido así, el segundo dato más bajo de Europa después de los Países Bajos (16%)”. En esta línea, “el informe de Fundamed (2021) revela que casi tres millones de personas tienen un diagnóstico de depresión en España, lo que la convierte en la enfermedad mental más prevalente en nuestro país”. Así que, por el momento, para Díaz Marsa, podemos decir que “la pandemia sigue impactando a largo plazo, aumentando los problemas de ansiedad y depresión, pero de formamenos significativa que en otros países europeos”. La cosa cambia al hablar de la relación entre covid persistente y salud mental. Un reciente estudio de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) realizado sobre más de 2.100pacientesconsintomatología longcovidseñalaqueun86,2% de los pacientes sufren trastornos psicológicos o emocionales. Algunosdeestos síntomas sondenaturalezaneurocognitiva, tales como alteraciones de lamemoria o dificultades en la atención y la concentración que empeoran la calidad de vida y suelen desembocar en trastornos de ansiedad, depresión o insomnio. Lavicepresidentade laSEMGtambién incideenesteasunto. “Apartede losefectosdirectosde lossíntomasproducidosporel virusanivel neurocognitivoyemocional, hayquedestacar losaspectos indirectos derivados de los síntomas que padecen”. En opinión de Rodríguez Ledo, “está claroque cuandounapersona tiene la enfermedad y hay undiagnóstico, surge laincertidumbresobrecuántotiempovaaestar enfermo. Y cada uno lo vive de unamanera determinada, pero no es algo fácil de aceptar”. “Cuando esto ocurre, tenemos un trastorno de adaptación, que nos puede producir síntomas de ansiedad, estrés, insomnio, depresión… Muchas consecuencias, en definitiva, en el ámbito de la esfera emocional que no son fáciles de llevar. Por lo tanto, tenemos que estar atentos tantoa los efectos directos del virus, comoa los indirectos del enfermar y la incertidumbre que produce”, recalca. El ladopositivoesque, desdeel puntodevistade lavicepresidenta de la SEPSM, la sociedad se ha sensibilizado sobre la importancia de la saludmental. “Estohaayudadoa la luchacontrael estigma, de forma que la población va entendiendo que los trastornos mentales son enfermedades que responden a una vulnerabilidad biológica sobre la que actúan los factores ambientales”, señala Marina Díaz. El máximo salvavidas: las vacunas Mención aparte merecen, asimismo, las vacunas, un avance sin precedentes quemarcóel cursode la crisis sanitaria. Jaime Jesús Pérez Martín especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), recuerda que el primer año de vacunación se salvaron más de 20 millones de vidas en el mundo. En España, añade, “en 2021, se publicóun estudioque estimaque la vacunación evitó lamuerte de 400.000 personas”. “Hasta que llegó Ómicron, que tenía un escape inmunitario, laprotecciónde lavacunación frente a la infección y la transmisiónestabanplenamentedocumentadas: respectivamente, eran demás del 90%y de entre un 35 y un 60%. Aunque bajaba con el tiempo, esos datos siguieronestandopresentes, sobre todo frente a la enfermedad grave y la hospitalización”, expuso. Cabe señalar, afirma el experto, que la situación epidemiológica está estable, pero eso no quiere decir que lo vaya a seguir estando. “Vienen variantes nuevas que tienen un escape inmunitario importante respectoa lasque teníamos circulandohastaahora. Eso haceque tengamos queestar preparados, y sobre todo lapoblación vulnerable, debería estar inmunizada con una cuarta dosis”. Sin embargo, la menor preocupación por parte de la población respecto al coronavirus y sus posibles efectos adversos ha conllevado la caída de las tasas de vacunación. Actualmente, la cobertura de la cuarta dosis es del orden del 70% para mayores de 80 años, y del 62%entre 70-79 años. El especialista recuerda que “lagentedemandaba lavacunacuando los datos de seguridadque habíaeranmuchomenos contundentesde los actuales”. Ahora hay miles de millones de dosis administradas y está completamente comprobada la seguridad de la misma. Por eso, para concluir, manda el mensaje de que, “aunque afortunadamente estamos en un momento estable de la pandemia, no sería nada extraño que surgiera una ola nueva y, por ende, deberíamos intentar entre todos que las coberturas fueran más altas de las que son”. +

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