IM MÉDICO #56

im MÉDICO | 56 93 evolucionado la salud mental en el mundo desde hace 20 años. Y es que, hace precisamente dos décadas, la OMS publicó un informe que se ha convertido con los años en trascendental. En 2001, la Organización alertaba de que nuevos conocimientos y nuevas esperanzas eran necesarios para actuar en este campo. Recomendacionesmuy vigentes hoy endía y sobre las que, poco a poco, estamos avanzando. Pero al mismo tiempo que avanzan las soluciones, también se alarga el camino y se vuelve más preocupante la situación. En el año 2013 se logró un gran avance al adoptar, por parte de los Estados Miembros de la OMS, un Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013–2020. Se comprometieron a alcanzar lasmetasmundiales relativas a unamejora de la saludmental, las cuales estaban enfocadas en “en el fortalecimiento del liderazgo y la gobernanza, la atención de salud en la comunidad, la promoción y la prevención, así como en los sistemas de información y la investigación”. No fue este el único avance. También se ha logrado aumentar el interés y la comprensión sobre la saludmental y se han reforzado a nivel de países las políticas oplanes de saludmental. Se han aumentado las investigaciones y sehancompartido las experiencias de las personas que sufren trastornos mentales. Sin embargo, estos avances no son suficientes. Los sistemas y servicios de salud mental siguen estando mal equipados para satisfacer las necesidades de las personas.Y, al mismo tiempo, las amenazas mundiales para la saludmental siguenmás presentes que nunca. “Las crecientes desigualdades sociales y económicas, los conflictos prolongados, la violencia y las emergencias de salud públicaamenazanel progresohaciaunamejoradel bienestar”, tal y como señala laOMS al respectode las amenazas que seperciben. ¿Por qué necesitamos transformar la salud mental? ¿Por qué necesitamos transformar la saludmental? Básicamente por tres razones: “Impulsar la salud pública. Proteger los derechos humanos. Apoyar el desarrollo socioeconómico”. Invertir enunasaludmental para todos representaun impulsopara la saludpública, yaque, paraempezar, lograría reducir el sufrimientoanivel global convirtiéndonos enuna sociedadmás feliz.Ypara lograr estepreceptoesdevital importancia“integrar laatenciónde lasaludmental yfísica,mejorar laaccesibilidadalaayudapsicológica y reducir lafragmentacióny laduplicaciónderecursosparasatisfacer mejor las necesidades de salud de las personas”. Pero, además, las personas que sufren trastornos mentales suelen tener dificultades para acceder al empleo, la vivienda, la educación… Por lo que los derechos humanos son vulnerados, provocando casos de discriminación. El tercer factor hace referenciaacómounamala saludmental frena el desarrolloal reducir laproductividad, tensar las relaciones sociales yagravar los ciclosdepobrezaydesventaja. Por ello, unabuena saludmental repercutiría en beneficio de toda la comunidad. Estas tres razones son vitales, señala el informe, para lograr una buena salud mental para todos. Pero, del mismo modo, deben atenderse a otras cuestiones como es prestar atención a este asunto no solo en la etapa adulta, sino de manera muy importante desde la infancia. “Los riesgos puedenmanifestarse en todas las etapas de la vida, pero los que sobrevienen durante periodos sensibles del desarrollo, especialmente en la primera infancia, son especialmente perjudiciales”, explica el informe. Señala también que, aunque los factores de protección pueden aparecen a lo largo de toda la vida es en estas primeras etapas dondeconviene introducirlos ayudandoal niñoapracticar el valor de la resiliencia. “Factores como nuestras habilidades y atributos socialesyemocionales individuales, así como las interacciones sociales positivas, la educación de calidad, el trabajo decente, los barrios seguros y la cohesión comunitaria, entre otros”, detalla el texto. Desarmados por el Covid-19 Las recesiones económicas y la polarización social; las emergencias de saludpública; las emergencias humanitarias generalizadas y el desplazamiento forzado; así como la creciente crisis climática son amenazas mundiales que pueden poner en jaque a nuestra salud mental. Son factores que pueden acelerar los riesgos de sufrir problemas mentales y que, en personas que ya tienen trastornos mentales, puede agudizar su situación. Prueba de ello han sido las numerosas repercusiones que ha dejado en nuestra salud mental la pandemia de Covid-19. Una consecuenciaque ya seha recogidoennumerosos estudios yque deja alarmantes cifras como que el aumento de los trastornos de ansiedad y depresión ha sido de más del 25% durante el primer año de la pandemia. Además de producirse también un notable incremento de las ideas de suicidio. Respuestas “insuficientes o inadecuadas” Sin embargo, pese a este contexto de alarma, la respuesta que se le da a la salud mental no es óptima. Los tratamientos de las enfermedades mentales son generalizados y costosos. Suponen una pérdida de productividad y otros costes indirectos. Encontramos un ejemplo en la esquizofrenia. Esta enfermedad afecta a aproximadamente uno de cada 200 adultos y en sus estados agudos es elmás perjudicial de todos los trastornosmentales. Las personas quepadecen esquizofrenia uotros trastornosmentales graves fallecen, en promedio, entre 10 y 20 años antes que la poblacióngeneral, amenudopor enfermedades físicas prevenibles. Pero además de generalizados y costosos, este tipo de tratamientos no da una respuesta suficiente. “Los trastornos mentales están gravemente desatendidos”, señala el informe, que agrega: “Los sistemas de salud mental adolecen en todo el mundo de importantes deficiencias y desequilibrios en materia de información e investigación, gobernanza, recursos y servicios. A menudo se da prioridadaotrasafeccionesde saludendetrimentode los trastornos mentales; y en el contexto de los presupuestos de salud mental, la atenciónde saludmental en lacomunidadcarece sistemáticamente de fondos suficientes”. Los países dedican menos del 2% de sus presupuestos de atención de salud a la salud mental

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