A pesar del éxito de los trasplantes de riñón, como opción superior a la terapia renal sustitutoria, la preocupación por la enfermedad renal crónica, ERC, aumenta por ser un camino penoso para muchos pacientes por la aversión a las grandes agujas, la incapacidad para trabajar y hasta un transporte sanitario objeto de múltiples quejas.