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Edad avanzada y debilidad física complican el tratamiento del paciente anciano con cáncer hematológico

El abordaje del paciente con cáncer hematológico, cuando supera de 70 años, requiere diferenciar entre pacientes frágiles y robustos a la hora de seleccionar cada tratamiento específico.

12/02/2016

El segundo workshop sobre Oncohematología en población anciana sirvió, entre otras cosas, para informar que el 37% de los pacientes de Hematología tiene más de 70 años de edad. Esto supone que la toma de decisiones para su abordaje haga obligada una valoración geriátrica integral. La anterior afirmación fue una ...

El segundo workshop sobre Oncohematología en población anciana sirvió, entre otras cosas, para informar que el 37% de los pacientes de Hematología tiene más de 70 años de edad. Esto supone que la toma de decisiones para su abordaje haga obligada una valoración geriátrica integral. La anterior afirmación fue una de las conclusiones del segundo workshop de Hematogeriatría, organizado por el Grupo Español de Hematogeriatría (GEHEG), equipo de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), este jueves, 11 de febrero, en el Hospital Duran y Reynalsdel Institut Català d'Oncologia de Barcelona (L'Hospitalet).

El encuentro fur la respuesta a una mayor incidencia de cáncer hematológico diagnosticado en pacientes de edad avanzada, en paralelo al aumento de la esperanza de vida en la población. Tras la presentación de la doctora Anna Sureda, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Duran y Reynals, la responsable del GEHEG, doctora Concepción Boqué, se refirió a un estudio de 2013 según el cual, además de constatar que el 37% de los pacientes que acudieron a las consultas de Hematología contaba 70 años o más de edad, el 77% de ellos padecía algún tipo de cáncer hematológico: leucemia, linfoma o mieloma. Según Boqué, del estudio de estos pacientes y de la práctica diaria se deduce que lapoblación anciana es muy heterogénea, pero suele coincidir en tener una reserva funcional limitada, mostrándose vulnerables a la hora de recibir algunos tratamientos antineoplásicos, ya que la mayoría de los pacientes recogidos en el estudio estaban recibiendo terapias activas. Esto obliga, tal como describió la hematóloga, a realizar una exploración lo más específica posible de cada paciente para ajustar el tratamiento a cada edad biológica, evitando en la misma medida acentuar la vulnerabilidad de los pacientes o, por el contrario, caer en el infra-tratamiento. Razón por la que la toma de decisiones diagnósticas y terapéuticas en estos pacientes parta siempre de una valoración geriátrica integral. Un requisito irrenunciable que debe ir acompañado también, por un estudio de las características genéticas de cada enfermedad hematológica concreta, resumió la doctora Boqué.

A continuación, el doctor Ludovico Balducci, especialista del Moffitt Cancer Center and Research Institute MCC, de Tampa (Florida-Estados Unidos), habló de distintos niveles de tratamiento según el resultado de la valoración geriátrica. Uno de ellos sería el de los pacientes con mejor estado físico general, que denominó “robustos”, pudiendo recibir terapias anticancerígenas convencionales. Siendo necesario ajustar los tratamientos al resto de pacientes, según su grado de fragilidad. En estos últimos, dichos tratamientos además de resultar ineficaces, podrían resultar incluso dañinos. De ahí que el doctor Alfonso J. Cruz Jentoft, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, hablase de un tercer grupo, intermedio, de pacientes en el que una valoración geriátrica completa y una intervención sobre algunos factores asociados pueda mejorar el pronóstico y la capacidad de recibir terapia. Tal como afirmó el doctor Cruz, existen aspectos que condicionan el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de su enfermedad hematológica en el paciente anciano, como son la comorbilidad, la nutrición o la salud física ymental, entre otros. Factores que en otras etapas de la vida no tienen tanta relevancia a la hora de recibir tratamientos antineoplásicos. En el caso de la comorbilidad, existe una escala que se puede incluir en la evaluación integral del paciente, denominada CIRS-G. Sin embargo, todavía no hay consenso pleno sobre el factor fragilidad, sin que se sepa aún si es mejor utilizar un enfoque fenotípico u otro basado en la acumulación de déficits. En cualquier caso, como precisó la doctora Boqué, el GEHEG está desarrollando una escala integral, llamada GAH, que podría ser el mejor instrumento para la evaluación general del anciano con enfermedad oncohematógica, aunque todavía está en proyecto. Un trabajo investigador que está actualmente en línea con los programas de Hematología y envejecimiento de la Asociación Europea de Hematología (EHA).

Durante le workshop también se incidió de manera especial en la necesidad de contar con un registro de Hematología para pacientes mayores de 70 años. Así mismo, se animó vivamente a supervisar los tratamientos antiagregantes y/o anticoagulantes, cuando coinciden en un paciente hematogeriátrico de edad provecta.

PIE DE FOTO:      Los doctores Anna Sureda (Hospital Duran y Reynals), Ludovico Balducci, Research Institute MCC de Tampa (FL, EEUU); y Concepción Boqué, presidenta del GEHEG

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