En este estudio, los investigadores observaron que, en comparación con los niños sin malformaciones en el nacimiento, el riesgo de maltrato en los niños con labio leporino era un 40% más alto y el riesgo para los que presentaban espina bífida, era de un 58% más elevado. Estas tasas son especialmente altas durante el primer mes de vida. Sin embargo, los niños con síndrome de Down no presentan unos riesgos tan elevados. 

El labio leporino se da cuando el labio o la boca de un bebé no se forma de manera adecuada durante el embarazo. La espina bífida es una anomalía congénita del tubo neural y suele darse en el parto. Los niños con este trastorno presentan discapacidades desde leves hasta graves, en función de la ubicación de la obertura en la columna. “Los médicos y profesionales de la salud deben comprender que el riesgo de sufrir abusos varía por tipos de discapacidades. Por lo general, cuando nace un niño con este tipo de complejidades médicas, debemos proporcionar apoyo a las familias. Si se puede identificar cuanto antes, mejor ya que así podremos ayudar a que las familias estén preparadas”, afirma el estudio.