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El calor y el ozono, propios del verano, pueden afectar a pacientes con problemas respiratorios

El aumento de la temperatura ambiente estival puede incrementar la mortalidad de los que padecen enfermedades respiratorias.

07/07/2015

Aunque diversos estudios coinciden en que, durante los meses de invierno, se produce un “pico” en el número de admisiones hospitalarias en personas con enfermedades respiratorias, como asma o EPOC, también se afirma que estos pacientes tampoco deben bajar la guardia en la época estival. Y es que el aumento ...

Aunque diversos estudios coinciden en que, durante los meses de invierno, se produce un “pico” en el número de admisiones hospitalarias en personas con enfermedades respiratorias, como asma o EPOC, también se afirma que estos pacientes tampoco deben bajar la guardia en la época estival. Y es que el aumento de las temperaturas y la concentración de ozono propios del verano pueden elevar el riesgo de mortalidad por agudización de enfermedades respiratorias. Fundamentalmente, porque un clima cálido provoca que el cuerpo tenga que trabajar más para mantener una temperatura corporal normal, con lo que se requiere más oxígeno.

Esto puede hacer que la respiración en pacientes con asma o EPOC sea aún más difícil de lo que ya es. Por otro lado, las altas concentraciones de ozono, debido al mayor número de horas de sol y el aumento de la temperatura, provocarían síntomas como dificultad para respirar, sibilancias y tos o infecciones de las vías respiratorias inferiores. Toda una serie de circunstancias que han de ser tenidas en cuenta por los enfermos respiratorios crónicos, si bien los expertos señalan que se pueden tomar medidas para combatir el calor y disfrutar del verano con seguridad.

En este sentido, recuerdan la importancia de no interrumpir el tratamiento farmacológico durante el verano, una situación que suele darse entre los pacientes crónicos al notar una mejoría de sus síntomas en esta época del año. “Bajar la guardia bajo la falsa sensación de control de la enfermedad puede aumentar el riesgo de complicaciones de la enfermedad y hospitalización en otoño”, alerta Jordi Giner, enfermero del Servicio de Neumología del Hospital de la Sta. Creu i Sant Pau (Barcelona). Por ello, llevar medicación suficiente cuando se va de viaje, tenerla en un lugar visible e integrarla dentro de la rutina diaria son algunas claves para no olvidar el tratamiento durante las vacaciones. “Los dispositivos inhaladores fáciles de usar y transportar también facilitan la adherencia, así como la simplificación de los regímenes terapéuticos”, añade Giner.

En este punto, la terapia MART puede resultar beneficiosa para los pacientes con asma persistente insuficientemente controlada. Este régimen terapéutico combina el tratamiento de mantenimiento (es decir, el habitual del paciente) y el de rescate (el utilizado en situaciones de agudización del asma) en un único inhalador. “Esta opción de tratamiento resulta eficaz, segura y permite un claro beneficio extra en la reducción de las crisis de asma frente al uso de broncodilatadores aislados como alivio”, ha subrayado el doctor Alfons Torrego, del Servicio de Neumología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona). Asimismo, es conveniente consultar con el médico si se va a realizar un viaje o practicar cualquier actividad física rigurosa. Así, los expertos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) aconsejan tener siempre en cuenta las condiciones del lugar de destino, los ambientes contaminados o los lugares con temperatura y humedad extremas (desierto, trópicos, etc.). Todo ello, permitirá al paciente prevenir y tratar la aparición de crisis y evitar situaciones peligrosas que puedan poner en riesgo su vida. 

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